El equipo conformado por Bernard, Clément, Katia, Denis, Carlos y Laurent partió, según lo previsto, a bordo de la No te Rindas el 15 de febrero sobre las 22 horas. Al cabo de cuatro horas de navegación se detienen en el puerto Henry, una pequeña cala muy bien protegida justo en la entrada al Pacífico. Cada uno busca su rincón para dormir a bordo de la pequeña lancha de pesca. Con las primeras luces del 16 de febrero, el equipo retoma la navegación para enfrentarse al Pacífico y poder entrar al seno Barros Luco. Iván, el capitán, ha decidido tomar la ruta más corta resiguiendo de cerca el borde costero y esquivando los numerosos arrecifes e islotes. La navegación no es del todo confortable debido al oleaje, que zarandea la embarcación, pero es, sin duda, la vía más rápida y una ruta que el capitán conoce muy bien por ser una zona usual de pesca del erizo. En estas aguas muy poco profundas, el sonido del motor va acompañado del bip constante del sonar y es que, en el mejor de los casos, solamente hay de 3 a 9 metros de profundidad bajo la quilla. Pero no es nada que preocupe al capitán en lo más mínimo.
En el lado del estero Egg, el campamento se despierta en una calma relativa después de la efervescencia de los últimos días. El tiempo da una tregua... las condiciones son clementes en el estero.
Gonzalo acaba de consultar a Jules porque, unos diez días antes de la expedición, se le clavó una astilla de bambú en el antebrazo. Tras realizarle una ecografía, Jules decide retirar el resto del cuerpo extraño. Se monta un «cuqui» quirófano en las mejores condiciones de higiene posibles en la cabaña. Una pequeña incisión y Jules extrae una astilla de bambú de 4 cm. Luego, cierra la herida con un punto de sutura.
En el seno Barros Luco, tras 5 horas de navegación el suspense que tenía en vilo a todo el equipo se disipa: la cabaña del Barros Luco aparece en la línea de mira del grupo que había salido la noche anterior. No habíamos tenido noticias de la cabaña que habíamos construido en la expedición de 2017 y restaurado en la expedición de 2019, pero ahí seguía, dominando la pequeña bahía tras resistir el rudo clima de Patagonia. Nada más poner los pies en tierra, el equipo empieza a inspeccionar la cabaña. El deterioro es evidente a consecuencia de las condiciones climáticas, de la presencia de roedores y a causa del pillaje (madera, ventana, etc.) a manos de los pescadores que han pasado por acá. Hay que reparar todos estos daños, pero, en general, se puede seguir usando la cabaña, lo que supone un gran alivio para todo el equipo.
Sin perder un segundo, el equipo empieza a montar una tirolina de 146 metros para unir el «punto de fondeo» y de descarga al lado de la cabaña, situada 46 metros más arriba. Con la ayuda de un cabestrante térmico podrán subir todo el material. Durante este tiempo, Bernard se dirige con la No te Rindas hasta el fondo del brazo Lastarria para ir a buscar al resto del equipo que hace en tránsito a pie desde el estero Egg.
De hecho, una vez confirmada la existencia de la cabaña y verificado su buen estado, Bernard da la instrucción de que el resto del equipo «Barros Luco», que no había podido pasar a bordo de la No te Rindas por falta de espacio, atraviese a pie desde el estero Egg. Nicolas, Gwladys, Christophe, Charlotte, Amandine, Gonzalo, Matías y Jaime parten del estero Egg en zodiac hasta el punto de inicio de la travesía, que realizan bajo una fina lluvia tras 2:15h de marcha con sus mochilas a la espalda. El equipo se reúne con Bernard a bordo de la No te Rindas. En una hora de navegación y acompañados por delfines, que se acercan curiosos por el ronroneo del motor, el equipo llega a la cabaña del Barros Luco. Una vez ahí, empieza la dura fase de descargar la embarcación y de transportar todo el material hasta el campamento base. La prioridad es que, al final del día, se hayan montado las dos tiendas militares que servirán para almacenar los víveres y el material de exploración, y para ofrecer un lugar donde dormir a los 14 integrantes de este campamento. En paralelo, la instalación de fontanería y de la electricidad en la cabaña, invadida por los ratones durante nuestra ausencia, permiten que el grupo tenga rápidamente un lugar seco, cálido y con luz donde refugiarse. El equipo no deja de trabajar ni un segundo aprovechando los últimos rayos de sol, que en estas latitudes australes se pone sobre las 22h. Al final de esta larga jornada el equipo celebra su llegada a su destino final y el renacer de la cabaña del Barros Luco. La No te Rindas decide reemprender el regreso esa misma noche, aprovechando que la ventana de buen tiempo le permite volver a atravesar el frente Pacífico y llegar al estero Egg. Es así como el equipo «Barros Luco» queda solo en este lugar, en plena autonomía, hasta principios de marzo (o hasta que la próxima ventana de buen tiempo permita abandonar el seno).
En el estero Egg el equipo queda reducido a 13 personas por unos 8 días. Es un gran cambio en comparación a cuando éramos 30 personas en la cabaña.
Para los recién llegados es el momento de poner los pies en el terreno de juego y de aclimatarse al lugar. Richard organiza una excursión geo-karstológica al lapiaz que se encuentra sobre el campamento. Participan Alex, Florian y Serge, acompañados por Caroline y Christian. Jules y Mehdi también suben al lapiaz para identificar el camino hacia los futuros objetivos y poder hacerse una idea del enorme potencial de la zona. Por su lado, Jérémie y Franck ponen a punto el rincón de buceo. Hasta el momento, el mal tiempo no ha permitido avanzar en este ámbito, pero todo apunta a que las cosas van a cambiar. Mantenimiento del compresor, inflado de botellas, metraje del hilo guía... Todo está listo para intentar, por fin, una primera incursión en la gran emergencia situada al norte de la base. Franck se mete en el agua con una configuración ligera. La corriente es notable, pero esta vez el sifón es penetrable. La galería es amplia y desciende en una pendiente regular de unos 30°, atravesando distintas capas de agua de salinidad distinta. El punto bajo se encuentra en los -39 m. La galería remonta claramente, excavada en este punto en un bello mármol. Tras desenrollar 90 m de hilo, a una profundidad de -28m, se decide detener la exploración a causa del frío incisivo. Todo apunta a que pronto se podrá superar el sifón, con una perspectiva de exploración muy prometedoras. Jérémie, que espera en el inicio del sifón, despierta la curiosidad de una golondrina que pasa por ahí. La resurgencia tiene nombre: se llamará Golondrina.
La jornada del 16 de febrero se dedica a poner en funcionamiento la cabaña del Barros Luco. Con un tiempo excepcionalmente clemente, los 14 miembros que ahora están de este lado de la isla se ponen a trabajar para dejar a punto la cabaña: reparar el suelo y las ventanas rotas, instalar el agua y el gas, montar los sanitarios, ordenar el interior, etc. Esta cabaña es un elemento central para garantizar la seguridad y el buen funcionamiento del equipo en terreno. Sirve de base científica, técnica y de lugar de vida con un cierto nivel de confort, altamente apreciado tras las semanas acumuladas en condiciones difíciles. Es también el lugar de repliegue para el equipo cuando la racha de mal tiempo se instala por días. En paralelo, se conectan los equipos de navegación, así como los instrumentos de comunicación que aseguran el nexo con la cabaña del estero Egg y el resto del mundo. El stock de víveres se ordena y cuenta en una de las tiendas militares. También se suben por la tirolina los últimos bidones de material que han quedado en el puerto. Al final del día, el trabajo de equipo da sus frutos: la cabaña queda operativa y se convierte en un lugar acogedor.
En el estero Egg, el dulce ronroneo del motor de la No te Rindas, que ha regresado del Barros Luco, despierta al campamento. Ha llegado la hora de cargar todo el material que actualmente ya no nos sirve y que será enviado a Puerto Edén, antes de lo que volvamos a meter en el contenedor. Iván y Mario de la No te Rindas nos echan una mano y, rápidamente, la embarcación queda cargada. Bebemos un último café con estos eficaces y simpáticos pescadores, que incluso comparten con nosotros su pan recién hecho antes de poner rumbo a Edén.
A partir de ahora, todos pueden centrarse en sus objetivos. Estos últimos días, Alex ha visto una magnífica vía en una pared de acanaladuras. Se encuentra sobre la resurgencia situada al sur de la cabaña. Es una bonita vía de 80 metros que se ha propuesto escalar aprovechando esta ventana de buen tiempo que nos acompaña. De realizarse, será una primicia en nuestras expediciones. Sale junto a Flo, otro especialista, Serge y Richard a revisar la zona.
Poco respiro para Natalia, que sigue coordinando incansablemente el tránsito del equipo de enero desde Puerto Natales hacia Punta Arenas y sigue asegurando, junto a Bernard, la buena marcha del resto de la expedición. Es una tarea que le ocupa gran parte del día. Finalmente, sobre las 18h, puede irse junto a Mehdi, Jules y David hacia el campamento avanzado de Champis donde prevén pasar dos noches para continuar con las exploraciones en la prometedora sima Bowling.
Por su lado, los buzos Jérémie y Franck, esperan poder aprovechar las buenas condiciones meteorológicas para preparar una segunda inmersión en la resurgencia Golondrina, donde filmarán su primera en directo. Christian y Caroline los acompañan para la toma de imágenes y de sonido del momento en que los buzos se sumergen. La corriente ha disminuido aún más. Llegan rápido al punto final del día anterior. Es el momento de conectar el hilo guía y partir hacia lo desconocido. La galería es magnífica y sigue remontando. Pero, de repente, del techo cae una lluvia de partículas y la visibilidad se degrada. La corriente que servía de hilo conductor se pierde. Se han desplegado 150 m de hilo desde la entrada y la profundidad no supera los 6 metros. El equipo cree estar cerca de la salida y, pensando que no han identificado el conducto principal, deciden dar media vuelta. Como le queda un poco de autonomía en las botellas, Franck decide hacer una primera incursión en la resurgencia que está muy cerca de la base de la Cueva de los Piratas, llamada por los ingleses Hacienda Salinas. Desenrolla 45 metros de hilo hasta una profundidad de -25 m. En ese punto el conducto se ramifica y los pasos son estrechos, sin una continuación evidente. Durante este tiempo, un grupo de cuatro visones americanos hacen su espectáculo ante la atenta mirada de Caroline, Christian y Jérémie. Por muy simpáticas que puedan resultar, estas pequeñas criaturas, que recorren la playa en marea baja en busca de pescados atrapados en los charcos de agua o bajo las rocas, no deberían de estar en estos canales. Se trata de una especie invasiva que escapó hace décadas de un intento de instalar unos criaderos en Tierra de Fuego. Su expansión por distintas zonas de Patagonia preocupa a los naturalistas.
Del lado del Barros Luco empiezan las primeras misiones en terreno
Mientras que Bernard, Carlos, Clément y Denis se quedan en la cabaña para finalizar los trabajos pendientes, el resto del equipo aprovecha la ventana de buen tiempo para ir a instalar un campamento avanzado a 360m de altitud. El objetivo es continuar la exploración de la sima Jackpot, descubierta durante la expedición UP2019. Tras un corto trayecto en Bombard, el grupo se abre camino a través de la densa vegetación del bosque magallánico. La progresión entre las raíces y las ramas recubiertas de musgos obligan a prestar atención contantemente al trayecto, ya que la maraña vegetal puede esconder un vacío, una verdadera trampa. Gonzalo, biólogo, avisa de la presencia de dos pequeños nidos de colibrís suspendidos en las ramas. Una vez fuera del bosque, el grupo camina a través de un derrumbe y supera varios pequeños tramos de escalada instalados con cuerdas para poder llegar al plano de arenisca donde Katia y Laurent identifican el lugar del campamento montado durante la expedición de 2019. Con ayuda de Christophe, Gwladys, Charlotte y Nicolas, montan las tres tiendas en un espacio reducido y se acomodan para pasar la noche. Tras haber ayudado con el porteo del material hasta el campamento avanzado, Jaime, Matías, Gonzalo y Amandine inician el camino de regreso hacia el campamento base. Matías, microbiólogo, aprovecha para tomar muestras de rocas que se enviarán a un laboratorio para estudiar las comunidades de bacterias presentes. Amandine, geóloga, realiza algunas observaciones y muestreos que servirán para hacer un mapa geológico de la isla.
En el Egg, el tiempo es tranquilo, aunque sobre el campamento sigue cayendo una leve llovizna, que, pese a todo, no disuade a nuestros escaladores, Alex y Flo están decididos a realizar la escalada que habían estado preparando el día anterior. Acompañados por Serge y filmados por Gilles, Caroline y Christian, inician el ascenso de la pared que está aceptablemente húmeda. Este hecho no facilita su tarea, pero aun así tendrán mejor suerte que el drone de Gilles, que empieza a dar vueltas bajo la lluvia hasta que decide estrellarse contra la pared por encima de sus cabezas. Por suerte, Alex conseguirá recuperar al kamikaze y salvar, por lo menos, la tarjeta SD. Por fin llegan a su objetivo; tan solo les quedan dos rappels antes de poder respirar, por fin, tranquilos y saborear su hazaña. Pero no hay tiempo que perder porque, apenas llegan a la base, se preparan e inician su camino, con pesadas mochilas a la espalda, hacia el campamento avanzado Champis para reforzar al equipo en terreno.
Por la mañana, Natalia, Mehdi, Jules y David salen hacia el Aven de los dos Lagos. Es un gran sumidero localizado en el punto de contacto entre la arenisca y la caliza y que todavía no se ha explorado. No es fácil instalarla porque la roca se desmorona y hay muchas piedras sueltas. Desviándose un poco de la vertical y fraccionando, acaban llegando a la base de un primer pozo de 40 m y llegan al inicio de un segundo pozo de las mismas dimensiones, pero el acceso es complejo. En este punto es necesario dedicar tiempo a una buena batida de limpieza de bloques, así que deciden salir.
Para los buzos, Franck y Jérémie, el objetivo está claro: regresar a la resurgencia Golondrina. Mientras que Franck empieza a topografiar el sifón, Jérémie avanza y llega hasta el punto final precedente. Como está solo, tiene mejor visibilidad y no tarda en identificar la continuación de la galería, aunque no logra dar con la corriente. Tras dos campanas, supera finalmente el sifón, que ahora alcanza los 174 m con una profundidad de -38 m (-39 m en marea alta). A medida que avanza topografiando, Franck inspecciona el más mínimo pasaje e identifica varios conductos de los que sale la corriente, pero ninguno parece ser lo suficientemente alto como para poder seguir la exploración. Los dos buzos se encuentran pasado el sifón, depositan el material de buceo y siguen explorando la galería que se abre ante sus ojos. Se divide rápidamente en dos conductos. El más evidente es el de la izquierda. Da a una galería principal ascendente, entrecortada por numerosos divertículos. Tras unos 200 metros de primera, deciden detener la exploración. La cavidad continúa en varios puntos, pero sin continuación evidente. Habrá que regresar a hacer la topografía.
Ha llegado la hora de retomar las exploraciones en el Barros Luco.
Este día marca el inicio de las exploraciones de los dos objetivos principales del Barros Luco: la sima Jackpot y la Cueva de las 3 Entradas más Una.
Desde el campamento avanzado, Katia y Laurent identifican fácilmente la entrada de la Jackpot. El equipo avanza en la cavidad hasta el último punto topografiado en 2019, situado a -263m de profundidad. La exploración inicia desde ese punto siguiendo el río por unos cien metros hasta que la galería se estrecha hasta acabar en un paso estrecho lleno de piedras. Katia, Nico y Christophe se dirigen a un pasaje lateral que parece ser la continuación, mientras que Gwladys, Charlotte y Laurent hacen la topografía de las nuevas galerías exploradas. Esta sima presenta un verdadero interés científico por distintos motivos. Charlotte, paleoclimatóloga, instala sondas para hacer seguimiento de la temperatura en distintos puntos de la cavidad, saca muestras del agua que gotea por las fistulosas y pone una lámina de vidrio sobre una estalagmita activa. También se sacan muestras de rocas para completar el estudio de Matías sobre los microorganismos. También se sacan muestras de agua de río para poder analizarlas posteriormente en el laboratorio. Finalmente, se pone un detector de ultrasonido en la entrada para registrar la posible presencia de murciélagos, un estudio realizado por Gonzalo. El equipo regresa al campamento avanza bajo la llovizna.
Bernard, Carlos, Clément, Denis y Amandine salen en zodiac para alcanzar en una media hora de navegación la Cuevas de las Tres Entradas más Una. El objetivo es continuar con la exploración iniciada en las expediciones UP2017 y UP2019. El equipo pasa 9h bajo tierra y completa la topografía de la cavidad con unos 130 metros de nuevas galerías exploradas. También se sacan muestras de rocas para estudiar los microorganismos y se instala un detector de ultrasonido en la entrada de la cueva. El regreso en zodiac es toda una aventura que quedará grabada en la memoria... Tras partir en plena oscuridad de una noche relativamente calma, el viento y la lluvia van aumentando de a poco, combinados con granizo. Refugiados en la zodiac bajo las trombas de agua y las ráfagas de viento, Bernard consigue, mal que bien, dirigir el bote siguiendo el único track registrado en el GPS. Las olas comprometen gravemente la navegación y azotan la zodiac y sus tripulantes en todos los sentidos. De la parte delantera llegan los gritos de «ola, ola, olaaaaaa» y ¡splash ! La enorme ola pasa sobre el bote empapando a todos hasta los huesos. Las olas siguen sumergiendo la embarcación, que parece frágil ante los elementos desatados. Al cabo de una hora, que se hace interminable, se atisba la luz de la cabaña... ¡Salvados! De regreso al campamento base poco antes de medianoche, las empanadas preparadas por el equipo chileno hacen las delicias de todos.
Ese día Jaime, veterinario, se ha quedado en los alrededores de la cabaña para instalar una trampa para avispas e iniciar un inventario de las especies animales observadas. Con la ayuda de Gonzalo, también fotografiarán distintas especies de aves.
En el estero Egg, amanece sin lluvia en el campamento Champis; por suerte, porque ahora el equipo está compuesto por seis espeleólogos listos para la exploración. Se dividen en función de los dos objetivos. Natalia, Mehdi y David ponen rumbo a la sima Bowling, que había sido explorada anteriormente hasta los -160 metros hasta unas galerías subhorizontales muy prometedoras. Se dirigen prioritariamente hacia el activo, el meandro, que es amplio al inicio para ir estrechándose hasta estabilizarse. Acumulan puntos de topografía y acaban por decidir regresar, tras haber ganado unos 50 m de desnivel. La continuación de la cavidad es evidente y tentadora. En la galería fósil, que también topografían, Natalia dedica unos minutos a sacar muestras de rocas y sedimentos para el trabajo de microbiología de Matías.
El otro equipo del campamento Champis, compuesto por Jules, Alex y Flo, se ha marcado como objetivo continuar con la exploración del Aven de los Dos Lagos. El camino desde el campamento hasta la cavidad discurre alternando zonas de lapiaz y zonas boscosas poco densas. Al salir de la última barrera vegetal, Flo se clava una rama espinosa de calafate en el ojo izquierdo. Siente un dolor de inmediato y la herida parece revestir gravedad. Sin embargo, Flo, valiente, decide seguir acompañando a sus compañeros. Incluso empieza instalando el pozo, pero debe abandonar rápidamente y dejar que sea Alex quien continúe con las maniobras. Alex, tras innumerables desvíos para evitar el activo que sigue siendo importante pese a que no ha llovido en varios días, consigue llegar al fondo tras descender unos cuarenta metros. Todo el equipo se dirige entonces hacía un bonito meandro con bastante agua que, desgraciadamente, desemboca tras unos pocos cientos de metros en una acumulación de bloques inestables. El curso de agua se pierde entre los bloques... una continuación impenetrable. Es el final del Aven de los Dos Lagos.
De regreso al campamento, David, Natalia, Mehdi y Jules emprenden el camino de regreso, según lo previsto. En Alex y Flo se instala la duda. Al día siguiente, se les iban a unir Franck y Jérémie para continuar con la exploración, pero la lesión del ojo de Flo parece realmente seria como para seguir con el programa. Finalmente, optan por pasar la noche en el campamento y tomar una decisión al día siguiente en función de la evolución.
En el campamento base, Franck y Jérémie se fija el objetivo de bucear de nuevo la resurgencia Golondrina. Ahora ya están en territorio conocido, así que los buzos superan rápidamente el sifón y empiezan la topografía de la parte explorada anteriormente. Entre mira y mira, Franck realiza la colecta de fauna subterránea. Una vez alcanzan y superan el caos de bloques, ante ellos se abre una magnífica galería. ¡Qué grata sorpresa! Tras un último punto de topo, los dos buzos realizan un reconocimiento rápido casi corriendo. Al final el techo es bajo, pero la corriente de aire sigue siendo bien evidente y seguro que les esperan más bellas exploraciones... aunque eso será para la próxima.
Domingo 19 de febrero
Repliegue en el campamento de Barros Luco antes del diluvio anunciado
Antes de que el tiempo empeore definitivamente, Gonzalo y Jaime instalan una red que permite capturar murciélagos cerca de la cabaña y continuar con la documentación de las especies de animales.
Tras una noche de descanso bajo la lluvia, el equipo del campamento avanzado inicia el regreso hacia el campamento base con Denis, que hace de taxi-zodiac para ir a buscar al equipo a la hora acordada. El regreso a la cabaña se hace sin inconvenientes esta vez, y en la cabaña se anuncia una larga noche de reencuentros.
En el estero Egg se esperaba lluvia todo el día, pero esta mañana el campamento amanece bajo un bello rayo de sol y un magnífico arcoíris. La comunicación por radio con Alex informa que el ojo de Florian se ha hinchado bastante y que, en estas condiciones, no es factible permanecer más tiempo en el campamento avanzado, así que han decidido emprender el descenso. En la cabaña es hora de dedicar tiempo a mejorar el confort. Se construye un camino de madera entre la cabaña y la zona de tiendas, lo que permite desplazarse entre los distintos puntos del campamento evitando el barro.
A la llegada del equipo, Jules revisa el ojo de Flo, que presenta una buena lesión de la córnea. La tarde inicia tranquilamente entre pasar a limpio las topografías, limpiar el material, seleccionar fotos. Pero este buen tiempo no anunciado llama a algunos, y Alex, Jules y Franck acaban por prepararse para una incursión en la cueva Piratas. Alex quiere instalar unos captores de temperatura y de humedad y sacar muestras de rocas para Matías. Franck, por su lado, espera poder bucear el sifón que, según las hipótesis y las esperanzas, podría dar en un colector. Una vez que Franck desaparece de la superficie, Jules y Alex se dirigen a sus objetivos. Del otro lado del espejo hay una magnífica galería descendente, excavada en un bello mármol blanco. El tan esperado colector está ahí. Franck desenrolla toda la bobina, es decir, 95 metros. Tras un punto bajo a -23, la galería remonta hasta una profundidad de -13 m. ¿La continuación es bajo el agua o en superficie? La próxima inmersión dará más detalles.
Todo el equipo se encuentra en la cabaña cuando la lluvia anunciada hace acto de presencia. Esta tregua de buen tiempo ha sido más que bienvenida y estamos más que felices de haberla aprovechado. Sabemos que nos esperan varios días de lluvia, pero al final volverá el buen tiempo.... Y nos encontrará listos para seguir explorando.