En ambos campamentos las fuertes lluvias del día obligan a todos los equipos a confinarse en el campamento base durante toda la mañana. En el Barros Luco, se aprovecha el tiempo para hacer un poco de bricolaje y de subir a la cabaña algunos de los sacos de leña que se habían dejado en lo que nosotros llamamos el “puerto”. Denis y Clément realizan el mantenimiento de los zodiacs con el objetivo de tenerlos operativos en la tarde. Luego, el equipo se divide en tres grupos. Charlotte, Clément y Laurent se dirigen a la entrada de la cueva Cuatro Entradas más Una para ir a buscar una sonda de temperatura que se había instalado en el lugar durante la expedición Última Patagonia 2029, así como una placa de vidrio sobre la que se ha ido depositando la calcita durante los últimos cuatro años. Bernard, Denis y Laurent acompañan en zodiac a los tres chilenos hasta la cueva de las Tres Entradas más Una, ya que tienen previsto montar un campamento en una de las entradas, emulando un poco a quienes ocuparon estas tierras: los kawésqar.
El equipo de biólogos chilenos tiene como objetivo capturar algunos murciélagos, cuya presencia fue identificada mediante registros sonoros en 2019. Para ello, van a instalar redes especiales y tomar muestras de rocas para otro estudio relacionado a los microorganismos. Pasarán dos días y dos noches en el lugar para realizar estos trabajos científicos. Bernard aprovecha para tomar imágenes con un dron que, por desgracia, azotado por una ráfaga de viento, acaba su trayecto entre las ramas de un árbol antes de precipitarse a las aguas salobres del seno. Laurent, que va vestido con un traje estanco y que se encuentra no muy lejos de la escena, no duda ni un segundo en sumergirse heroicamente en el agua para intentar salvar el dron en menos de 3 minutos. Sin embargo, pese a los esfuerzos, las imágenes del impacto no podrán recuperarse. Por su lado, Nicolas, Christophe, Gwladys y Amandine salen a pie desde el campamento para ascender por la cresta de arenisca y realizar algunas observaciones geológicas por los alrededores.
En el campamento del estero Egg Serge, Richard, Jérémie, Mehdi y Caroline aprovechan una breve calma para ir a observar la resurgencia Golondrina en la que, incluso desde la cabaña, se aprecia el agua que sale a borbotones debido a las fuertes lluvias de los días anteriores. El caudal de salida, estimado en 40 m3/s, hace imposible cualquier inmersión en el sifón que había sido explorado en días anteriores.
Jules, Alex y Franck, por su lado, suman 250 metros de topografía en la cueva de los Piratas. La progresión dentro de esta cavidad se torna cada vez más compleja; a menudo hay que arrastrarse en el barro o incluso excavar para poder continuar explorando. Sin embargo, la corriente de aire es evidente. Antes de regresar, el equipo realiza algunas colectas y una de ellas dará el nombre a la última galería descubierta: la galería de las lombrices.
En el estero Egg amanece finalmente con un tiempo un poco más clemente, lo que significa que se pueden retomar las «grandes» exploraciones. Jules, Alex, Franck y Natalia se dirigen al Aven des Arches Perdues. Es la quinta salida para Alex en esta cavidad. Durante el descenso, pierde su descendedor y debe volver a pasar por todos los pasos estrechos del meandro para intentar recuperarlo. Cuando el grupo llega al último punto topografiado, Jules y Alex desenfundan el distoX y el Nautiz de la marca Handheld, mientras que Franck y Natalia van a instalar un pozo del que llega el sonido del río. Llegan a él en la base de un segundo pozo maravillosamente excavado en el mármol blanco. El agua fluye de resalte en resalte hasta alcanzar el punto final de la cavidad río abajo. Sin embargo, hay una gran cantidad de galerías fósiles, así que habrá que regresar. El resultado de esta salida al Aven des Arches Perdues es de 400 metros topografiados adicionales que se suman a esta cavidad.
Durante este tiempo, un equipo compuesto por Serge, Richard, Jérémie, Florian, Caroline y Christian sale a balizar el camino de acceso al campamento Noroeste. Como no es una ruta muy frecuentada, el trazado a través del bosque no es evidente. David y Mehdi siguen sus pasos poco después para realizar, durante los dos próximos días, una misión de prospección en esta zona. Se instalan confortablemente en el campamento.
En el Barros Luco, Charlotte, Katia, Denis y Christophe regresan a la cueva de las Tres Entradas más Una para recoger las sondas de temperatura y una placa de vidrio que se había instalado en el punto de extracción de una estalagmita en 2019.
El otro equipo, compuesto por Nicolas, Clément, Amandine, Gwladys y Carlos, aprovecha los escasos rayos de sol para prospectar en el sector de Punta Blanca. Al principio se abren camino fácilmente entre la vegetación, pero luego, sobre el lapiaz, la cosa se complica y hay que superar algún paso de escalada. Hay varios puntos desde los que se tiene bellas vistas sobre la bahía de la Punta Blanca y el Pacífico. Durante el trayecto de regreso en zodiac, un grupo de seis delfines se acerca para juguetear cerca de la embarcación ofreciendo un espectáculo inolvidable.
Los científicos chilenos han logrado capturar un murciélago (un macho adulto, Histiotus magellanicus). Lo miden y lo pesan. El individuo capturado es analizado, fotografiado y, luego, devuelto de nuevo a su entorno natural. Las muestras extraídas de los pelos y de la piel permitirán realizar análisis más exhaustivos en laboratorio: estudio genético, trazado isotópico, eventual presencia del hongo que causa una enfermedad entre los murciélagos). Las muestras de roca y del suelo en distintos puntos de la zona de entrada permitirán caracterizar las comunidades bacterianas y, probablemente, descubrir nuevas especies que viven en estas zonas extremas.
Sin novedades en el frente: sigue lloviendo este jueves 23 de febrero. Pero la lluvia no logra enturbiar la motivación general. Un primer equipo (Bernard, Nicolas, Denis, Clément) se dirige hacia la sima de los Gaugés (de los empapados) para retomar la exploración de esta cavidad, descubierta en 2019 y en la que se mencionaba un término de exploración con incógnita y corriente de aire. La sima se abre sobre el macizo de caliza al que se llega escalando unas bellas acanaladuras. Denis instala el pozo que se detiene, por desgracia, a una profundidad de -90m con una corriente de aire que circula a través de las chimeneas y que no aporta nada interesante a la exploración. En cuanto al nombre de la sima, queda más que validado: ¡los espeleólogos han salido completamente mojados! En paralelo, el equipo de las chicas (Katia, Gwladys, Charlotte y Amandine) sube al mismo sector para observar una formación geológica llamada “dyke” o dique de gran belleza. Ni los cortavientos de Gore-Tex resisten a la lluvia y al viento que se abaten sobre el macizo. Pese a todo, en el camino de regreso, las chicas no se resistirán a realizar una colecta de frutos de calafate, un arbusto endémico de la Patagonia, tan temido por sus espinas (que se pueden clavar tanto en los ojos como en el trasero de los aventureros) como apreciado por sus deliciosas bayas azules.
Christophe y Carlos, guiados por Laurent y una pareja de delfines, desembarcan en la bahía de la Punta Blanca con el objetivo de retomar el camino abierto por el equipo del día anterior. El objetivo inicial era llegar a la cima del macizo, pero la niebla que empieza a levantarse les hace cambiar de idea a medio camino. De regreso al punto de desembarque, Laurent y Carlos, al soltar la amarra del bote ven una pequeña cueva situada a 3m sobre el nivel del mar. Los tres acaban de descubrir una cavidad de unos cincuenta metros de desarrollo donde se identifican huellas del paso de los kawésqar. Rápidamente hacen un croquis de la cavidad a la que llaman «Cueva del Anciano”. Habrá que realizar una segunda visita para levantar una topografía precisa y documentar en detalle los vestigios kawésqar sin tocar nada. Continuará...
En el estaro Egg, Mehdi y David, que siguen en el campamento Noroeste, hacen una prospección de la zona de casi 12 km bajo la lluvia. Se puede considerar que es un golpe de suerte en estas circunstancias, ya que basta con seguir el camino del agua que fluye sobre la caliza y que se pierde a menudo en los meandros o simas vecinas. De este modo, se localizan unos quince objetivos durante la jornada; entre ellos, dos que parecen tener potencial.
En el campamento base del Egg, el estado de ánimo general empieza a mejorar, aunque las fuertes lluvias complican la continuación de las exploraciones más alejadas.
Serge, Jules y Florian deciden salir igualmente hasta la cueva Edén, una pequeña cavidad situada sobre la resurgencia Golondrina. Está conformada por múltiples pequeños conductos que se entrecortan y que son un lugar ideal para iniciarse en la espeleología. Es toda una suerte porque, además, esperamos la visita de algunos niños de Puerto Edén el próximo 7 de marzo y, si esta cuevita lo permite, queremos prepararles la sorpresa de una iniciación a la espeleología.
En los dos campamentos base, el mal tiempo obliga a todo el mundo a quedarse relativamente confinado en ambas cabañas. Las tormentas de granizo se suceden; las ráfagas de viento hacen temblar las planchas de las paredes y del tejado y la lluvia se hace interminable. Pese a todo, las cabañas bullen de actividad: pasar a limpio las topografías, los puntos GPS y los datos científicos; seleccionar las fotos; subir la leña para la estufa; hacer el mantenimiento de los generadores; secar el material y la ropa... En el Barros Luco, Nicolas también aprovecha estos momentos para construir, con ayuda de Denis y de Clément, un banco de madera, que tanta falta hacía para las veladas alrededor de la estufa de leña. Al final, ha sido una jornada bien repleta de actividades...
En el estero Egg, al mediodía, Mehdi y David llegan empapados al campamento base tras una larga noche bajo la lluvia y el viento en el campamento Noroeste. Es entonces cuando se enteran de la mala noticia del día: una fuga de gas ha vaciado completamente la botella de gas de 45L. A partir de ahora ya no habrá agua caliente para ducharse ni cocina para cocinar. Así es como, en un abrir y cerrar de ojos, uno de los dos campamentos pasa a un modo «degradado», teniendo que usar la estufa de leña para cocinar.
Ese mismo día, un equipo compuesto de Richard, Serge, Jérémie, Jules, Franck y Caroline prospectan el borde costero de caliza y llegan a una isla buscando posibles cuevas. No se realiza ningún gran descubrimiento, pero la navegación de regreso sí que es épica en medio de un mar desatado. Uno de los dos botes topa contra un arrecife, el motor se cala y la embarcación queda a la deriva contra la costa rocosa... Es un momento delicado del que salen airosos en el último momento, regresando todos, sanos y salvos, al campamento base. Durante el desembarque, Franck resbala y se da un golpe contra el borde del Témpanos, el bote rígido... Parece que se ha fisurado una costilla...
En la cabaña del Barros Luco reina la efervescencia y todos se preparan para los tres objetivos de la jornada: llegar al campamento base del Jackpot (Denis, Amandine, Charlotte, Clément, Nicolas y Jaime); levantar la topografía de la Cueva del Anciano y documentarla con fotografías (Katia, Christophe, Laurent, Bernard,); y, finalmente, localizar un lugar apropiado para capturar murciélagos en el sector de Punta Blanca (Gonzalo, Matías, Gwladys, Carlos). Pero con el pasar de las horas, se trastocan los planes y la Patagonia recuerda a los aventureros que hay que ser humilde ante los elementos.
Los dos zodiacs que se dirigen hacia la bahía de la Punta Blanca son víctimas del granizo y de un mar desatado con el oleaje procedente del Pacífico. En el momento de acostar a tierra, uno de los Bombards, pilotado por Laurent, emite un silbido que no hace augurar nada bueno. Una afilada punta de caliza acaba de perforar el recubrimiento de la embarcación. Como medida de precaución se decide dar media vuelta, porque perder una de las dos zodiacs en este lugar, con un mar embravecido, podría complicar mucho las cosas y llegar a ser peligroso. Una vez de regreso al campamento base, es momento de dedicar tiempo a reparar el zodiac desgarrado, aunque sea bajo una intensa lluvia, lo que no simplifica las cosas. En paralelo, el otro grupo llega al campamento avanzado del Jackpot tras 1:30h de marcha, bajo una fuerte lluvia y con las mochilas bien cargadas. En ese momento, ¡horror !: el campamento está destruido. Los intensos temporales de los últimos días, con tres noches de ráfagas de viento de más de 100km/h, han derribado por completo las tiendas: techos rasgados, varillas dobladas, cordeles cortados y una tienda que ha salido volando unos 15 metros. El material dispersado está demasiado deteriorado como para poder volver a montarlo y utilizarlo.
No queda más remedio que regresar a la cabaña del Barros Luco, así que inmediatamente se toma contacto por radio con el campamento base para coordinar el regreso. Una vez de regreso, la ropa y cuerpos empapados se calientan alrededor de la estufa y pasan una agradable velada. Pasada la medianoche, se celebra el cumpleaños de Matías al son de una cueca, un baile tradicional chileno.
En el estero Egg, el problema de la falta de gas obliga a buscar alternativas. En el Barros Luco ocurre un poco lo mismo, aunque ahí el problema es otro: el mal tiempo... Y es que este año el tiempo es particularmente caprichoso y no permite entrever ninguna ventana de buen tiempo a corto plazo que permita sacar al grupo y el material del seno. El seno Barros Luco es accesible únicamente en barco por el frente Pacífico. Ante este panorama, Bernard y Natalia deciden adelantar la fecha de llegada de la No te Rindas al 28 de febrero con el objetivo de aprovisionar cuanto antes al equipo del Egg con gas y de disponer de un mayor margen de maniobra para poder sacar por mar y a tiempo al equipo del Barros Luco.
Serge, Jérémie y Florian regresan ese mismo día a la cueva Edén para afinar la instalación de la cavidad y disponer de un divertido y educativo circuito que permita a los niños de Puerto Edén descubrir todos los aspectos de la espeleología.
Por su lado, Alex, Jules y Franck están animados para realizar una nueva sesión de topografía en la cueva de los Piratas. Exploran una nueva galería que permite realizar numerosas conexiones entre las galerías. Alcanzan el fondo de esta última galería después de una memorable sesión de desobstrucción en la arcilla. También identifican una escalada fácil y con potencial...
En ambos campamentos se inicia una nueva jornada al compás de la tormenta, tras una noche en la que todos han dormido muy mal a causa de las violentas ráfagas de viento y la lluvia, que no cesa de fustigar las tiendas.
En un principio se había programado que Caroline y Christian pasaran al Barros Luco y Natalia y Serge se habían propuesto para acompañarlos hasta el punto de encuentro en el Barros Luco. Sin embargo, después de conversar entre los dos equipos, todos están de acuerdo en que es mejor abortar la operación. Ha sido una sabia decisión en vista de las condiciones meteorológicas, que empeoran con el paso de las horas.
En el estero Egg, finalmente, Caroline y Jérémie realizan una inmersión en el estero Egg, mientras que David, Jules y Franck vuelven a visitar la resurgencia Golondrina, que ahora es más impresionante aún que en los días anteriores, con un verdadero geyser saliendo de la cavidad.
En el Barros Luco la situación no es mucho mejor; el poder de los elementos hace crujir continuamente las planchas de la cabaña. Todo el mundo se encuentra de nuevo limitado a las actividades en el campamento base: mantenimiento de los generadores; equipos de navegación; revisar los datos científicos; etc. Bajo esta incesante lluvia y pese a todo, Katia logra subir la moral de la tropa son sus galletas de chocolate hechas en casa.
El equipo Jackpot regresa al campamento avanzado y vuelve a montar tres tiendas en punta, sólidamente unidas las unas a las otras y reforzadas por muretes de piedras para limitar el ingreso del viento entre la tienda y el toldo. Una vez queda instalado de nuevo el campamento, Gwladys y Nicolas se aventuran sobre el lapiaz para prospectar y localizar varios agujeros interesantes. Durante este tiempo, Charlotte, Denis, Clément, Jaime y Amandine se introducen en la Jackpot. El objetivo es doble: pilotado por Charlotte, extraer un testigo en una estalagmita situada a -150m para estudiar los paleoclimas; e iniciar a Jaime a la espeleología. Jaime ya ha realizado una formación en las técnicas de cuerdas con la Asociación Espeleológica de Patagonia presidida por Natalia, y esta es su primera salida espeleológica de verdad, ya que hay muy pocos lugares en Chile que permitan la práctica. Regresan al campamento tras 6 horas bajo tierra. Durante toda esa noche la lluvia no cesará de abatirse sobre las tiendas y las ráfagas de viento, de más de 100 km/h, sacuden con contundencia a sus ocupantes.
Paralelamente, el resto del efectivo pasa la jornada en la bahía de la Punta Blanca. Carlos acompaña a Gonzalo y a Matías a la entrada de la cueva de la Punta Blanca para instalar un campamento para los próximos días e intentar capturar algún murciélago. Laurent, Katia, Christophe y Bernard continúan la exploración y topografía de la Cueva del Anciano, que forma un sistema de galerías estrechas con una decena de aperturas al exterior. Por desgracia, el equipo se ve detenido en su avance por la desafortunada caída del Disto X (instrumento de medición que sirve para topografiar) al fondo de una estrecha fisura que impide que lo puedan recuperar... Este incidente pondrá fin a la jornada.
En el estero Egg, parece que ha vuelto un poco el buen tiempo, y todo el mundo se pone en movimiento para salir a terreno. Un equipo compuesto por Alex, Florian, Jules y David se lanza al asalto del campamento Noroeste. Nada más llegar al campamento se preparan para una sesión de espeleo. Su primer objetivo es una sima localizada por Mehdi y David el 23 de febrero llamada la “gran falla del fin del mundo”. Jules y Florian instalan un pozo de 40 metros que, por desgracia, no sigue. Durante ese tiempo, Alex y David hacen una travesía en un meandro que da 120 metros de desarrollo. El regreso hacia el campamento avanzado se hará de noche, pero les espera una deliciosa cena de conserva de pato confitado traído por Florian.
Serge, Richard, Natalia, Mehdi, Jérémie, Caroline y Christian suben al campamento Champis. Serge y Richard van para realizar observaciones y fotos de geomorfología; los otros, para controlar el estado del campamento después de estos días de temporal. Lo encuentran en mal estado, pero sin pérdidas mayores. El tiempo seco les permite desplazarlo a una zona cercana y más protegida. Todo está listo para nuevas exploraciones en este sector.
En el campamento Noroeste, en el lado del estero Egg, el grupo se prepara hoy para una nueva jornada bajo tierra. Jules, Alex, Florian y David regresan a la zona para revisar una resurgencia localizada el día anterior. Resulta ser una gran boca de la que sale una cascada de varios metros de alto. Alex se adentra en el meandro del que sale agua, pero que se detiene al cabo de unos diez metros porque es demasiado arriesgado. Luego, escala con mucha precaución un enorme caos de rocas situado sobre la cascada y da con una galería que parece llevar hacia el río situado más abajo. Observa, de camino, unas bellas concreciones, pero por desgracia la cavidad no continúa... El grupo decide seguir el importante curso de agua que sale de esta resurgencia. Reforzado por varios afluentes, se dirige hacia un pequeño bosque para, finalmente, lanzarse en una sima. Pese a varias tormentas de granizo durante el día, el volumen de agua que cae por el pozo de entrada se mantiene a niveles razonables y permite descender en seguridad. Instalan el pasamanos de forma muy colectiva, lo que dará nombre a esta nueva cavidad, que se llamará “Un cono, por favor”. El pozo de 25 metros de mármol blanco lavado por el flujo del agua da a un meandro, pero el equipo se detiene en este punto para esta sesión.
Desde el campamento, Mehdi, Jérémie, Caroline y Franck prevén realizar una nueva visita a la cueva No time. Esta cavidad, situada sobre la resurgencia, al sur del campamento, fue explorada en 2008 por Stéphane y Bernard, pero nosotros no tenemos más que un simple croquis de exploración. Sin embargo, la estrecha entrada parece sifonar al cabo de unos pocos metros, así que habrá que dejarlo para otra ocasión. Aprovechan para prospectar los alrededores y, a unos 80 metros sobre el nivel del mar, encuentran una cavidad que llaman "Casablanca" por la blancura de sus paredes.
Por el lado del Barros Luco, la noche también ha sido movida bajo las tiendas. Por la mañana, Charlotte, Denis, Jaime y Clément deciden, pues, quedarse en superficie en el magnífico lapiaz, mientras que Gwladys, Nicolas y Amandine salen a primera hora de la tarde al fondo de la Jackpot para levantar la topografía de una galería explorada la semana anterior. El nivel de agua es claramente superior al del día anterior y todavía sigue absorbiendo las grandes trombas de agua caídas durante la noche. El equipo topografía unos 135m en un barro gredoso y ventoso, pero decide dar media vuelta en vista de las numerosas llegadas de agua, indicación de que el sistema está entrando en carga. Dado que se anuncian intensas lluvias para el final del día y que las cascadas han aumentado bastante su caudal, mostrando signos de crecida, el equipo inicia el ascenso hacia la superficie y sale bien mojado después de 8h bajo tierra. Ahora, con el levantamiento topográfico, queda confirmado que la Jackpot supera la cota de los -300m de profundidad.
Por su lado, los chilenos, que siguen acampados en la entrada de la Punta Blanca, instalan las redes, pero ningún murciélago cae en la trampa. Sin embargo, la identificación de fecas es prueba clara de su presencia en un cierto periodo.
En el campamento base del Barros Luco, la jornada se destina a trabajar las topografías, a limpiar el material y a hacer reparaciones diversas, como fabricar una serie de instrumentos reutilizando varios objetos para intentar un rescate de fortuna del Disto X desaparecido en la falla el día anterior.
Esa mañana se sale de la cabaña del Barros Luco rumbo al sistema del Anciano a bordo de dos embarcaciones. Sin embargo, Bernard decide dar media vuelta ante la violencia del oleaje y del viento. Estos son dos elementos que, en una navegación abierta al Pacífico, pueden ocasionar, en cualquier momento, que cualquiera de las dos embarcaciones vuelque al momento de superar una ola. De regreso a la cabaña del Barros Luco, hay que esperar 2 horas antes de que se den unas condiciones aptas para navegar en toda seguridad. «Quien se apura en Patagonia pierde el tiempo», proverbio patagon que toma todo su sentido... La segunda tentativa para llegar a la bahía de la Punta Blanca será la buena. Laurent va a buscar a los chilenos y el material científico, mientras que Bernard, Carlos, Christophe y Katia, regresan a la cueva del Anciano. Equipado del aparejo ideado el día anterior con los medios disponibles (redecilla de los limones, leva fabricada con las estacas de las carpas destrozadas y un tapón adherente), Bernard hace gala de una gran dexteridad para extraer el Disto X de su trampa, con delicadeza y extrema precisión. Una vez realizada la operación de salvamento, el aparato de medición vuelve a estar operativo y el equipo puede seguir una larga sesión de topografía, mientras que un segundo equipo se dirige hacia la superficie para prospectar el plateau superior.
En el campamento avanzado de la Jackpot, esta mañana el equipo se dedica a recoger bajo un frío que cala hasta los huesos. Cargados como mulas, el grupo desciende para llegar, finalmente, a última hora de la tarde la cabaña del Barros Luco.
En el Egg, también llega la tan esperada calma y no hay que desaprovecharla, sobre todo porque se esperan importantes precipitaciones para el día siguiente. Natalia, Serge y Florian desinstalan la cueva Edén...
Y es que, de hecho, el lunes 27 recibimos una muy mala noticia: la visita de los niños de Puerto Edén debía anularse porque la embarcación de apoyo para esta importante actividad, la Yepayek de CONAF, no podría estar en Edén para las fechas acordadas hacía meses, sino solamente en la fase de desmontaje del campamento. La noticia cae como un balde de agua fría tanto en Edén como en los equipos del estero Egg y del seno Barros Luco. La visita, que Natalia había estado preparando con la comunidad educativa de Puerto Edén desde hacía meses, estaba prevista para el 6, 7 y 8 de marzo, y contemplaba varias actividades con el equipo de Centre Terre, como la videoconferencia de los niños de Edén con las escuelas de Francia y la visita del circuito espeleológico de la Cueva Edén.
Es realmente una enorme oportunidad perdida. Además, se trata de la segunda vez que debe anularse una actividad con los niños de Puerto Edén por falta de disponibilidad, a última hora, ya sea de medios o de personal de las dos entidades que hasta la fecha se han mostrado dispuestas a ayudarnos: la Armada y CONAF. Estas actividades, organizadas entre Centre Terre, la Asociación Espeleológica de Patagonia y la comunidad educativa de Puerto Edén, son una forma de compartir nuestro conocimiento del territorio con sus habitantes y seguiremos trabajando para que, algún día, se hagan realidad.
Sin embargo, en la reflexión diaria de parte de Bernard y Natalia, se acuerda con CONAF que la Yepayek venga igualmente al final de la expedición para ayudarnos con el transporte del material y del equipo de expedición desde Madre de Dios a Puerto Edén. De hecho, Bernard y Natalia llevan días pensando en la operación “retorno”, ya que les preocupa que la Don Tito, una de las embarcaciones que nos acompañó durante enero y febrero, no pueda llegar a tiempo al estero Egg para el final de la expedición.
En cuanto a las actividades, Jérémie y Franck no piensan dejar pasar la ventana de buen tiempo del día para ir a explorar la resurgencia Golondrina. Aunque la crecida haya pasado, el caudal sigue siendo importante. El hilo guía ha sufrido daños en numerosos puntos debido a la corriente, y esto obliga a dedicar mucho tiempo a reacondicionarlo. En el punto más bajo, la sección del conducto disminuye y la corriente se intensifica. La progresión se realiza pegados al suelo, tractando en las rocas. Finalmente, la tan ansiada zona más ancha aparece y se consigue superar el paso. Franck y Jérémie estaban a punto de renunciar. Después del sifón, retoman la sesión de topografía. Llegados a la bifurcación, giran la derecha y pierden la corriente de aire. Acaban por llegar a un nuevo sifón. Más allá, sigue una galería estrecha ascendente, pero esto será todo por hoy. De regreso en la bifurcación, encadenan una mira tras otra hacia una galería que pasa a ser de tamaño confortable. Los cada vez más frecuentes sonidos de agua, que resuenan a través de las fisuras bajo sus pies, parecen indicar que el nivel está bajando, pero... ¿es realmente así? Se detienen por falta de tranquilidad en una bella galería que se dirige hacia lo desconocido. ¿Tendremos la oportunidad de regresar este año? Este día, son más de 250 metros de galerías exploradas. Finalmente, el nivel ha bajado considerablemente y la salida del sifón transcurre tranquilamente.
Bernard, en comunicación constante con Natalia e Iván, el capitán de la No te Rindas, desde hace días le sigue la pista a una ventana de buen tiempo que se perfila para entrar y salir con certeza del seno Barros Luco, tanto con el material como con todas las personas... Todo parece indicar que esto se dará el fin de semana, más precisamente, durante algunas horas del sábado. Así que no hay que dejar pasar esta oportunidad ya que, de lo contrario, lo pagaríamos muy caro. En el Barros Luco, la jornada se dedica a iniciar la limpieza y acondicionamiento del material, preparar los bidones y bajarlos al “puerto” usando la tirolesa. Es todo un reto porque, en tan solo 3 horas de este sábado, todo el equipo deberá abandonar el lugar y dejar de nuevo esta cabaña, construida en 2017, por un tiempo indefinido.