Hace ya dos semanas que nuestros cuerpos regresaron a los respectivos hogares, pero nuestras mentes siguen ahí, en esa isla llamada Madre de Dios, que, en cada expedición, aunque sea con cuentagotas, nos da motivos para regresar, pese a las duras condiciones, pese al mal tiempo, las interminables lluvias y las ráfagas de viento.
En el fondo de algunas cavidades hemos dejado un «final en nada» que resonará, hasta la próxima expedición, en el alma de explorador que los miembros de Centre Terre llevamos dentro. Estos «finales en nada» marcan el final de una exploración por falta de cuerda o de tiempo.
Están también los extraordinarios paisajes, que transmutan su aspecto al son de las lluvias y del escaso sol; los interminables karsts rodeados de inexpugnables bosques de Nothofagus; esas extensiones vírgenes divisadas desde una cumbre y a las que aún no hemos podido llegar; esas cuevas del frente pacífico abandonadas porque, a menos que ocurra un milagro, no podremos alcanzarlas; y esa sublime vegetación magallánica…
Pero lo más estimulante para una próxima expedición es el apoyo del ministerio del que depende el archipiélago Madre de Dios. El 4 de marzo, durante la conferencia de prensa realizada en presencia del Ministro de Bienes Nacionales, Felipe Ward, y del embajador de Francia, Roland Dubertrand, se firmó un convenio de colaboración entre el Ministerio de Bienes Nacionales, Centre Terre y la Asociación Espeleológica de Patagonia.
27 de febrero es el día de la partida. El día anterior, los participantes estuvieron hasta altas horas de la noche bajando a toda máquina innumerables bultos de diversa índole. La base científica se dejó lista para la hibernación. El policarbonato ha quedado protegido con planchas de contrachapado. Se ha desmontado todo el material sensible, como el tablero eléctrico, los enchufes, el compresor, la estufa de leña, el calefón e, incluso, el lavaplatos. Además, más vale no tentar a los antisociales.
Ya no queda, en medio de la inmensidad salvaje de Madre de Dios, más que las plataformas de las tiendas y la cabaña vacía de todo objeto. Bueno, de todo, no. Quedan, prendidas en la pared, la carta de la familia de José que fue leída durante la ceremonia y una foto de nuestro amigo, algo arrugada, que Denis sacó de su bidón.
Hacia las 10 de la mañana se suben a las embarcaciones el cabestrante, el trípode y el cable, que pesa 100kg él solo. Ya solo queda distribuir a las personas antes que las tres lanchas de pesca, convertidas -mal que bien- en naves de expedición, suelten amarras a las 11 de la mañana.
Nos vamos del seno Última Patagonia, según ha quedado bautizado oficialmente, con pesar. Desde la primera expedición de Centre Terre en 2000, la compleja relación que hemos establecido con Madre de Dios, hecha de una pasión que supera las dificultades del terreno y las deplorables condiciones climáticas, hace que incluso tras dos meses en la isla sea difícil emprender el camino de regreso.
La Don Arturo, reconocible por su casco amarillo chillón, pondrá rumbo hacia la base de Guarello, donde el equipo dejará un poco de material para la próxima expedición y acabará de secar las tiendas, que han estado expuestas un rato esa misma mañana a un tímido sol, para asegurar que no se pudran en el contenedor.
El 28 proseguirá la navegación hacia Puerto Natales.
La Valparaíso II, pintada de azul, y otra nueva, la Capitán Yerko, decorada con rojo para disimular el óxido, regresarán juntas por el canal Trinidad, donde la Valparaíso ira a buscar un pequeño bote neumático dejado a proximidad del “paso del indio”. Como la Yerko va más lenta, se acuerda un punto de encuentro antes de llegar al Kirke, paso estrecho donde las mareas altas o bajas cambian a gran velocidad entre el seno Última Esperanza y el canal Concepción.
El 28 por la tarde, tras una navegación tranquila con condiciones climáticas perfectas, las dos embarcaciones llegan a Puerto Bories, situado a 8km de Puerto Natales. Durante todo el periplo hemos podido observar fauna marina y aves en el suntuoso decorado de los canales patagónicos.
El 1 de marzo a mediodía, la Don Arturo arriba casi en el momento justo en que el contenido de las bodegas de los dos primeros barcos ha sido transportado a la rampla del semirremolque. En menos de una hora se descarga la bodega de la Don Arturo y acometemos el último tramo hacia el terminal pesquero de Puerto Natales. Allí nos espera el bus que nos llevará, a través de la pampa, dirección Punta Arenas, donde todos nos acinaremos en el pequeño pero acogedor hostal regentado por Betty.
El 2 de marzo nos queda un último trámite… de diez toneladas: cargar el contenedor, que está en el depósito del transitario, casi todo el rato bajo la lluvia… por aquello de no perder la costumbre.
Al día siguiente, el equipo se embarca hacia la capital chilena.
A las 10 de la mañana, el equipo de Centre Terre se apresura a llegar a la sala de conferencia de Bienes Nacionales por invitación del Ministro, Felipe Ward, y con la presencia del Roland Dubertrand, Embajador de Francia en Chile.
La conferencia de prensa, ante las cámaras de Canal 13, permite a Bernard y Natalia hacer una presentación de los resultados de la expedición, poniendo especial énfasis en las riquezas patrimoniales naturales de la isla Madre de Dios y en los estudios científicos realizados: karstología, espeleología, botánica, microbiología, arqueología, etc.
En su alocución, el Embajador de Francia ha destacado la colaboración entre el Ministerio de Bienes Nacionales y Centre Terre como ejemplo de las relaciones franco-chilenas. Luego, fue el turno del Ministro, Felipe Ward, quien manifestó su compromiso con el trabajo realizado por Centre Terre desde hace dos décadas, un trabajo de exploración y estudio que ya permitió la clasificación de la isla en 2007 como “Bien Nacional Protegido”. Se comprometió como Ministerio a seguir apoyando las próximas expediciones de Centre Terre. Para finalizar, Felipe Ward anunció que su Ministerio presentará la candidatura del archipiélago a Patrimonio Mundial de la Humanidad ante la UNESCO, dado que, tal y como ha quedado demostrado en los estudios realizados en el transcurso de las distintas expediciones de Centre Terre, se cumplen cuatro de los diez criterios establecidos por la UNESCO y basta cumplir con uno.
Antes de poner fin a esta presentación con un pequeño montaje de video «en caliente» sobre la expedición UP2019, una breve ceremonia dio paso a la firma del convenio tripartito entre el Ministerio, Centre Terre y la Asociación Espeleológica de Patagonia, que emana de Centre Terre y cuya presidencia ostenta Natalia. Este acuerdo es un convenio de cooperación y colaboración para los próximos años y contempla, entre otras cosas, la concesión de algunas hectáreas alrededor de la base científica del Barros Luco para oficializar la continuación de las exploraciones y estudio de Madre de Dios por parte de Centre Terre, con la mirada puesta en el expediente de la UNESCO
Al día siguiente, el equipo despega desde Santiago para regresar a Francia.
Durante estos dos meses, el equipo Última Patagonia 2019 se ha centrado en explorar cuatro sectores nuevos. Ello ha permitido descubrir más de 5.000 metros de conductos subterráneos nuevos en condiciones, a veces, muy complicadas. En los sifones, nuestro equipo de buzos ha encontrado un sistema subterráneo inundado de casi 450 metros de desarrollo. Situado a treinta metros de profundidad, este sistema acuático nos ha permitido conectar con un sistema de galerías ya conocido desde 2017. En otro sector más elevado, en altura, se ha descendido y explorado una sima de más de 270 metros de profundidad, con numerosas galerías que dejan la puerta abierta a futuras investigaciones. Finalmente, la incursión de principios de enero al glaciar Témpanos brindó la oportunidad a quince de nuestros especialistas de descubrir y explorar más de 1.000 metros de cuevas y molinos glaciales, así como un complejo sistema hidrológico subglacial con más de cinco entradas.
Además de los resultados espeleológicos y de exploración, las contribuciones científicas realizadas por el equipo de expedición ya han dado resultados excepcionales. En el glaciar Témpanos, por ejemplo, gracias al equipamiento y la tecnología punta usados, el equipo de glaciólogos ha podido medir la velocidad de avance y la deformación dinámica del glaciar, trabajo inédito en este sector. En las aguas de Madre de Dios, en una zona donde nada parecía indicarlo, se han encontrado e identificado colares vivos.
Pero, tras los resultados en terreno, ha llegado la hora de tratar los datos científicos en laboratorio. Charlotte Honiat ya ha seccionado en dos la estalagmita que fue a buscar al fondo de la Cueva de las Tres Entradas Más Una, en el marco de un estudio paleoclimático de gran alcance que permitirá seguir la huella de la historia geológica, climática y medioambiental de esta parte tan poco conocida del planeta.
Por su lado, Stéphane Jaillet ha empezado a analizar un testigo extraído del fondo del lago José, que muestra una fina estratigrafía. Todo ello permitirá remontarse a paleoclimas pasados.
Ya se han puesto en marcha los potentes computadores que permitirán producir las fotogrametrías tomadas en terreno en los campos de cometas de rocas, de champiñones de roca y en los sitios arqueológicos.
Así que, efectivamente, la expedición no ha terminado aún. Hay que llevar a buen término estos estudios, como el inventario, en Chile, de los musgos y briófitas de Pedro, las muestras de bacterias para análisis microbiológico de las relaciones entre la roca y microorganismos, llevado a cabo por Catherinne y Nicolás, o el registro de ultrasonidos para detectar la presencia de murciélagos.
Por otro lado, el contenedor pronto se hará a la mar. Está previsto que nos reunamos un fin de semana de junio en Grigny, donde Soligotrans, para vaciarlo, repartir el material y guardar las tiendas y el material sensible para la próxima expedición.
Y sin olvidar la memoria de la expedición, en francés y español, que saldrá antes de finales de 2019.
En Montpellier ha iniciado el montaje del documental. Gilles y Yanick, que ha cambiado su estatus de director de fotografía por el de editor, se han sumergido en la selección de rushes de las numerosas secuencias rodadas.
¡Pero, no se vayan todavía, que esto continuará!