El 24 de enero, dos equipos partieron de Puerto Edén en dirección sur. Un equipo puso rumbo a la isla de Guarello, al sur de Madre de Dios, para estudiar el relieve kárstico de la zona y trazar parte de la historia del pueblo kawésqar. El otro equipo tenía por objetivo establecer un campamento base en el estero Calvo, situado en el Campo de Hielo Patagónico Sur (el tercer casquete glaciar más grande del mundo después de los dos polos), con el fin de realizar exploraciones glaciares. Por último, unos diez espeleólogos de Centre Terre se quedarían en el estero Egg, al norte de Madre de Dios, para construir el campamento base e iniciar las exploraciones espeleológicas.
Desde el estero Egg, la Paz Austral navega hacia la isla de Guarello. A bordo se encuentran Bernard, dos representantes de la comunidad kawésqar, Francisco Arroyo y María Isabel Tonko, hija de Gabriela, así como Richard, Charlotte, Laurent, Marie, Raphaël y Didier. Casi todo el equipo de filmación también viaja a bordo con Gilles, Caroline, Christian y Bruno. Como esta noche ha aumentado el oleaje, no es posible navegar hacia Guarello por el Pacífico y el trayecto por el canal Concepción dura unas 8 horas. Marie aprovecha para fotografiar las aves marinas que sobrevuelan nuestro barco, curiosas por saber más sobre nosotros, que somos unos extraños animales para ellos. El albatros de ceja negra y el petrel gigante, grandes aves marinas australes de más de 2 metros de envergadura, son las más numerosas.
El puerto de Guarello, donde la dirección de la mina nos autoriza a fondear todas las noches, se convierte en el puerto base nocturno de este equipo.
El primer objetivo del equipo es una ladera de enormes y majestuosas acanaladuras que se encuentran cerca de la isla Guarello. Esta pared se extiende por más de un kilómetro de largo y puede alcanzar más de 300 metros de altitud. Es un espectáculo fascinante que da cuenta de una intensa erosión kárstica. Aquí caen entre 8 y 9 metros de lluvia al año (frente a los 700 mm de precipitaciones medias de París). Combinada a la acción del viento, la lluvia escurre por los laberintos calcáreos de Madre de Dios y talla estos surcos. El miércoles 25 de enero, Richard y Charlotte decidieron observar de cerca estas singulares formas descendiendo en rápel hasta la mitad del acantilado, acompañados por Bernard para la parte técnica. Suspendidos en la cuerda, los dos científicos miden la anchura y el grosor de las acanaladuras y calculan el volumen de roca erosionada por las precipitaciones. Bruno y Christian graban la escena. Mientras tanto, en lo alto del acantilado, Laurent, Didier y Caroline instalan una mini estación meteorológica, compuesta por tres anemómetros y un pluviómetro, que registrara las variaciones climáticas durante los dos meses de expedición.
Situada en el extremo suroccidental de la isla Madre de Dios, la Cueva del Pacífico fue descubierta durante la expedición Ultima Patagonia 2006. En 2008, Centre Terre organizó una misión científica para documentar los restos arqueológicos presentes en la cueva, como restos de fogata, conchales y pinturas rupestres. En aquella ocasión, varios miembros de la comunidad kawésqar (Gabriela Paterito, Franscico Arroyo, Raúl Edén y María Isabel Tonko) visitaron la cueva y explicaron el significado de los símbolos pintados en las paredes. De ahí nació la bandera de la Comunidad Kawésqar residente en Puerto Edén.
El viernes 27 de enero, tras dos intentos fallidos de desembarco en los días anteriores debido a un fuerte oleaje, Bernard y Richard, acompañados de nuevo por María Isabel y parte del equipo de Centre Terre y de rodaje regresan con emoción a la cueva del Pacífico. Dentro de la cueva, el equipo está relativamente a salvo de las inclemencias climáticas, pero fuera el viento sopla con furia. El suelo está lleno de conchas, es decir, vestigios de comida. También son visibles algunos huesos de aves y mamíferos marinos. Los dibujos en ocre se encuentran en las paredes del fondo de la cueva, en la penumbra. María Isabel identifica inmediatamente el panel principal, formado por un círculo de puntos, un sol y una figura antropomorfa. Emocionada, nos presenta la bandera kawésqar, en la que aparecen dos de estos motivos: el sol y el hombre. Los tres colores de la bandera simbolizan el mar, fuente de alimento, (en azul), el hielo y la nieve (en blanco) y el bosque magallánico (en verde).
El regreso al barco se realiza por el acantilado hasta la "cueva del Barón", descubierta en 2006 por Jacques Sautereau de Chaffe.
Por la noche, se proyectó la película Ultima Patagonia sobre la expedición de 2019 en la sala de cine de la mina de Guarello ante unas 30 personas. Al final de la proyección, hubo una lluvia de preguntas y Richard y Bernard, en su papel de estrellas, no se libraron de una lluvia de selfies con gran parte de los mineros presentes en la sala.
El domingo 29 de enero, la Paz Austral partió de Guarello para navegar durante 14 horas hacia el estero Calvo. Después de haber cruzado algunas ballenas, el barco llega al campamento glaciar desde donde comienzan las exploraciones en los glaciares de Campo de Hielo Patagónico Sur.
El equipo del glaciar, (Natalia acompañada por Denis, Katia, Carlos, Sylvain, Clément, Arnauld, Laurence, Tanguy, Lionel, Michel y Serge, sin olvidar a Jérôme del equipo de rodaje) llegó el martes 24 de enero al estero Calvo. Este fiordo, situado en el borde del continente, recibe varias lenguas glaciares que descienden del gran casquete glaciar Campo de Hielo Patagónico. Dos de estas lenguas, HPS 31 y 35, son los objetivos escogidos por los espeleólogos de Centre Terre en esta expedición. Son los más accesibles desde el campamento base, y el Calvo estero, en esta parte, drena poco hielo flotante del glaciar, lo que facilita la navegación.
Después de unas 14h de navegación desde el estero Egg, en Madre de Dios, el equipo glaciar amanece en una pequeña cala en el estero Calvo, al abrigo de los témpanos que van desprendiéndose de las lenguas glaciares que se vierten al mar. Este estero fue usado por el equipo de reconocimiento de 2020. Allí se escogió un lugar al abrigo de los témpanos que se desprenden de las numerosas lenguas glaciares que se vierten al mar en esta zona. El nombre de este estero le viene del enorme glaciar situado en el extremo este del fiordo. Este glaciar no será el objetivo de nuestras exploraciones porque la aproximación en muy compleja. En el viaje de reconocimiento que realizaron en 2020 Bernard, Denis, Flo y Natalia, escogieron los glaciares HPS 35 y HPS 31 (Hielo Patagónico Sur), codificación que aparece en el inventario de glaciares realizado por Luis Lliboutry y que sigue siendo la denominación oficial usada por la Dirección General de Aguas de Chile.
La cala donde pasan la noche está a una milla náutica del puerto usado por las embarcaciones, la No te Rindas y la Don Tito. En el lugar hay agua dulce asegurada y está al abrigo del viento. Sin embargo, el desembarque solo es posible a primera hora de la mañana antes de que la marea empiece a descender y el oleaje provoque que el casco de las embarcaciones de madera se golpee contra la roca. La marea vuelve a ser a un elemento decisivo para nuestras actividades, ya que tenemos que descargar unos 25 metros cúbicos, lo que representa varias toneladas de material y horas de trabajo.
Mientras un grupo se afana por descargar la primera embarcación, la No te Rindas, otro equipo empieza a montar las tiendas rusas y todas las instalaciones (agua corriente caliente, estufa de leña, iluminación, etc.). El equipo “Glaciar” también dispone de un prototipo de turbina para la generación de hidroelectricidad concebida y desarrollada por la empresa francesa Shem Engie, para la que trabaja Clément. La instalación de la turbina en el torrente da unos 800 watts, lo que significa un ahorro considerable de combustible diario y el uso de una fuente limpia de generación eléctrica.
Al equipo, que ya empieza a sentir el cansancio, le queda una larga jornada por delante para acabar de montar el campamento, instalarse completamente y poder empezar con las salidas a terreno sin más dilación.
El HPS35 es una lengua glaciar encajonada entre el granito y que llega hasta el nivel del mar, pero el frente lateral está muy fracturado y en sus cotas más bajas no es posible montarse a él. Por ello, se decide que al día siguiente dos equipos saldrán a identificar el camino de acceso por ambos costados de la lengua de hielo.
Otro elemento esencial para verificar es cómo asegurar la comunicación entre los equipos en terreno, el campamento base y entre los equipos de los campamentos avanzados. La conexión radio no funciona desde el glaciar hasta el campamento base, por ello, hay que usar los teléfonos satelitales para asegurar un nexo de seguridad. El equipo “Glaciar” dispone de una de las tres antenas Starlink que han funcionado desde que las embarcaciones dejaron Puerto Edén y que les ha permitido mantener la conexión con los otros dos equipos de la expedición en el estero Egg y el equipo de filmación a bordo de la Paz Austral.
En el campamento base, el equipo de instalación ha terminado con las labores principales. Esa noche, se inaugura el campamento con un pisco sour hecho por Serge, se constituyen los equipos de exploración del siguiente día y algunos disfrutan del placer de la primera ducha después de muchos días de peregrinaje.
El 27 de enero, tres equipos salen para identificar el camino de acceso a la zona de exploración. Clément, Lionel y Katia abren un acceso a la zona alta del glaciar por el lado oeste. Tanguy, Arnauld y Laurence hacen lo mismo por el lado opuesto. Este último trazado es el que usarán los sucesivos equipos. Atraviesa un espeso bosque bastante inclinado, en el que el avance es lento y físico, pero es la zona menos expuesta para poder llegar al glaciar. Un tercer equipo, compuesto por Serge, Jérôme, Michel y Carlos pasan la noche a bordo de la No Te Rindas, en la base del glaciar, para asegurar el contacto con los equipos en terreno y verificar el comportamiento de los numerosos témpanos que flotan en los canales.
Durante este primer campamento avanzado, se identifican unos treinta molinos y sumideros de contacto. No es posible explorarlos por la enorme cantidad de agua, pero los dos equipos han dado con el tipo de cavidad glacial que tanto anhelábamos explorar.
En los días sucesivos, subirán otros dos equipos de espeleólogos. El primer grupo, constituido por Sylvain, Sébastien, Denis, Clément, Lionel, Michel y Natalia, van equipados con trajes estancos para poder descender los molinos por los que se vierten grandes cascadas. Las cavidades descienden varias decenas de metros y, en algunos casos, hay que atravesar las cascadas de agua glacial para poder continuar la exploración. El paisaje subglacial es espectacular, pero las incursiones deben realizarse de forma rápida a causa del frío y del estado del hielo en superficie.
El segundo grupo que explora las entrañas glaciares del HPS 35 está compuesto por Arnauld, Laurence, Mowgli, Tanguy, Katya, Charlotte, Laurent, Bernard y Bruno a la cámara.
Este grupo tiene un doble privilegio. Primero, porque les toca un día excepcional para llevar a cabo sus exploraciones y, segundo, porque pueden dirigirse directamente a los objetivos ya identificados como prometedores por equipos anteriores.
Al día siguiente se exploran dos grandes objetivos: el molino 7 y el sumidero de contacto conocido como Rascar-capak, dos cavidades que permitieron a cada equipo alcanzar la cota de -75 m en dos tipos de formaciones diferentes. Uno es un sumidero de contacto entre la roca y el hielo y el otro es un auténtico molino glaciar de superficie de unos 7 a 8 m de diámetro, alimentado por dos cascadas. En su extremo, a unos -75 m, este molino tiene un caudal dantesco estimado en más de dos metros cúbicos por segundo.
En el campamento base del glaciar, los dos últimos días se dedican a desmontar todas las instalaciones temporales mientras que el segundo equipo aprovecha para explorar. Se ha acordado que el 4 de febrero las tres embarcaciones pondrán rumbo a Madre de Dios. Se anuncia temporal para los próximos días y el equipo tiene una cita con las escuelas de Francia el 6 de febrero por videoconferencia...
Queda por delante una navegación muy movida no exenta de contratiempos... pero los detalles los dejamos para la próxima actualización.
Ese mismo día, 29 de enero, el equipo de rodaje llegó al campamento base del equipo “glaciar” a bordo de la Paz Austral. Bernard coordinó dos días de exploración en el glaciar HPS 31. Mientras que un equipo exploraba el frente del glaciar, situado al borde del estuario, otro equipo exploraba el primer nivel de la meseta de este glaciar, situado a unos 350 m de altitud, en busca de molinos y sumideros. Bernard, acompañado de Laurence, Charlotte, Arnauld, Katia y Carlos, pudieron explorar cuatro molinos hasta una profundidad de unos -30 m y varias bocas y sumideros que penetran en el glaciar, en el contacto del hielo con la roca. En el frente glaciar, el segundo equipo (Serge, Tanguy, Didier, Marie, Richard, Raphaël y el equipo de filmación) pudo explorar y topografiar una cueva subglaciar de unos 100 metros de profundidad. La Cueva Lapislázuli toma su nombre del techo azulado que recuerda el color de la piedra preciosa y que contrasta con la roca negra sobre la que se posa el glaciar. En el borde derecho del glaciar, una enorme resurgencia desagua la parte inferior del glaciar HPS 31 en un estruendo ensordecedor, con un caudal que Richard estima en más de 30 m3 por segundo.
Por desgracia para los espeleólogos, el agua pierde fuerza entre el hielo y la roca, por lo que esta resurgencia no es penetrable.
El miércoles 25 de enero fue el primer día para los 9 miembros de la expedición que se han quedado en el estero Egg. Se despertaron bajo la lluvia, que no les abandonaría en toda la semana. La construcción de la cabaña es prioritaria. Cédric toma las riendas y, rápidamente, todo el mundo se pone manos a la obra: cortar, clavar, atornillar... y la estructura empieza a levantarse. Es un trabajo sin fin desde la mañana al anochecer, pero tras dos días de trabajo, se levanta un muro y luego un frontón. Pronto se cubre el tejado con chapas metálicas y se termina parte del revestimiento... El viernes, la cabaña está por fin con el tejado. El acondicionamiento interior puede comenzar. Se pasa a una fase en la que se instala la estufa de combustión lenta, luego la cocina de gas y el "cuarto de baño", con ducha y agua caliente. Finalmente, el viernes por la tarde, se inaugura oficialmente la cabaña. Todo el equipo está orgulloso del trabajo realizado. La misión “cabaña” está finalizada. ¡Es una cabaña de 3 estrellas construida en un tiempo récord!
Con un campamento base operativo, puede, por fin, comenzar la exploración espeleológica.
El sábado 28 de enero, Jessica, Alex H., Cédric y Olivier pudieron abrir una ruta para acceder directamente al karst sin tener que navegar por el canal Trinidad. Siguiendo los granitos y tras haber atravesado varias islas de densa vegetación, por fin poner pie en los luminosos mármoles, tan característicos de Madre de Dios: los glaciares de mármol.
Las formas de erosión son magníficas y se encuentran numerosas simas. Una de ellas les llamó especialmente la atención y, al día siguiente, sería objeto de la primera expedición espeleológica de 2023. Los espeleólogos la llamaron "la Sima de los Arcos Perdidos".
El domingo, Cédric, Florian C. y Franck ponen en servicio la flota de botes Bombard. Rápidamente, dos embarcaciones quedan operativas y nos permiten ir a reconocer la resurgencia al sur del campamento base que, de hecho, consta de dos emergencias principales.
La más grande emerge de un caos de bloques y parece impenetrable; la más pequeña está coronada por una modesta entrada que explorarán más tarde los espeleobuzos. Por su parte, Alex A., Christine y Joël hacen prospecciones en el karst. Encuentras varias cuevas interesantes. Una de estas cuevas ya fue visitada por la expedición polaca en 2008. En la Sima de los Arcos Perdidos, Olivier, Jessica y Alex H. colocan los primeros parabolts, luego se instala la cuerda y, finalmente, se desciende el primer pozo de 60 metros.
Luego sigue una galería corta y un paso superior que da acceso a un pozo de 35 m. Tenemos que volver porque los espeleólogos no llevaron suficientes cuerdas y no se llega al fondo. Se hace al día siguiente. Los 3 espeleólogos terminan el descenso del P35 y entran en un bonito meandro. Los pozos y resaltes se suceden con algunos pasajes más estrechos y embarrados. La galería la atraviesa ahora un torrente activo y una corriente de aire muy evidente. Terminan su exploración en la cabecera de un último pozo de 15 m, a más de 180 m de profundidad. ¡Es un gran éxito para ser la primera sima!
El lunes 30 de enero, a primera hora de la mañana, Franck y Cédric salieron para acceder el karst, planificando una larga vuelta con el fin de hacerse una idea global de la zona a explorar y determinar los puntos estratégicos para establecer campamentos avanzados, es decir, desde donde iniciar las futuras exploraciones. Salieron en dirección al gran lago visible en las fotografías satelitales. Tras tres horas y media de marcha llegaron al lago, pero el acceso final era imposible por esta ruta, compuesta por un lapiaz boscoso y sembrado de afiladas cuchillas de piedra caliza. Dejan este objetivo para más adelante. El camino de regreso al campamento base se realiza por un contacto arenisca/caliza. Es entonces cuando descubren una zona de magníficos champiñones de roca. Su viaje duró más de 12 horas y recorrieron casi 20 kilómetros.
Al día siguiente, Alex A., Joël y Christine fueron a explorar las cuevas que habían encontrado el día anterior. Primero, el Rhinoceros Pit, un hermoso pozo de 18 m seguido de un derrumbe y de dos resaltes de 9 m y 3 m. Desgraciadamente, un segundo derrumbe bloquea irremediablemente la continuación de la progresión. Las cuevas son frías y la lluvia y el viento de la superficie no ayudan. Aún exploraron otras dos simas, que también terminan a una profundidad de unos -30 m. Los días siguientes continuaron las exploraciones espeleológicas. También se establecieron campamentos avanzados en la meseta cárstica. Permitirán a los equipos explorar las cuevas durante varios días.