Un viaje de reconocimiento en tiempos del coronavirus
Quienes nos siguen saben que nuestras actualizaciones se caracterizan por un cierto desfase temporal entre nuestras actividades y nuestras publicaciones. En parte, esto se debe a que la tarea comunicativa de nuestra asociación la compartimos entre varias personas, que nos coordinamos para poder redactar, revisar, corregir, traducir e ilustrar los relatos sobre los principales avances de nuestras expediciones. Esto es válido tanto en las fases pre y post-expedición, como durante las expediciones en sí, cuando tampoco comunicamos al instante. Por un lado, esto obedece a la dinámica de rotación de equipos en terreno (que aprovechan al máximo las ventanas de buen tiempo para explorar) y no regresan al campamento base en días, lo que ralentiza el proceso de recabar datos y elementos que permitan conformar un relato; por otro, a la dificultad de coordinar a todos los involucrados en este proceso creativo e informativo, algo que es más factible que ocurra cuando nos vemos obligados a permanecer confinados en el campamento base a causa del mal tiempo. “Confinados”, palabra recurrente en estos días…
Ha pasado más de un mes desde nuestra última actualización, en que anunciábamos el viaje de reconocimiento que cuatro de nuestros miembros iban a realizar en el mes de marzo, con el fin de despejar las dudas sobre aspectos logísticos y objetivos de exploración de la expedición Última Patagonia 2021. Pues bien, toca contarles cómo les fue en plena explosión de la crisis sanitaria mundial.
El 10 de marzo, Bernard, Denis y Florian iniciaron un viaje de 80 horas que los llevó, en avión, bus y ferry, desde Toulouse hasta Puerto Edén. Entre medio, en Puerto Natales, se les sumaron Gilles y Natalia, que los esperaban con las compras de víveres para los 12 días de periplo que les quedaban por delante.
La madrugada del 12 de marzo, el motor del ferry de TABSA se puso en marcha para un zarpe inminente y puntual. El ferry es el medio que prevemos usar para trasladar a todo el equipo de expedición en enero desde Natales hasta Puerto Edén, donde iniciará la expedición Última Patagonia 2021. Este cambio había sido largamente meditado y conversado con nuestros principales interlocutores y partners, tanto en Francia como en Chile. Pero suscitaba grandes interrogantes desde el punto de vista operativo, logístico y, muy importante, sobre cuál sería la acogida de nuestro proyecto por parte de los habitantes del núcleo poblado más cercano al archipiélago Madre de Dios.
El 13 de marzo, de nuevo puntualmente, el equipo arriba a Puerto Edén, donde los espera Juan, el armador en quien hemos confiado para esta nueva aventura. Hace un espléndido día para navegar y el equipo ha llegado temprano a puerto… ¿Acaso podrán adelantar el zarpe, previsto para el sábado 14 temprano?
Pero el peregrinaje cronométrico y sin falla hasta el momento choca de forma abrupta con el “tempo” de los canales y los temidos imprevistos de las lanchas de pesca que tan bien conocemos…
Parece que la embarcación ha sufrido una avería y no ha llegado aún a Edén… Esto significa que el equipo tendrá más tiempo para las reuniones y visitas que habían coordinado con distintas organizaciones de Edén. Una especialmente relevante es con la escuela Miguel Montecinos, donde en noviembre de 2019 habíamos realizado una actividad para acercar los glaciares de mármol y la espeleología a los niños de la escuela y el jardín. Esta vez, nos esperan el equipo docente y los apoderados de los niños. Nuestra propuesta educativa y de difusión con motivo de la próxima expedición es muy bien recibida y ahora cuenta con el apoyo de unos padres, madres y docentes que parecen casi más entusiasmados que los propios niños.
El 14 de marzo todavía no hay certeza sobre cuándo se podrá zarpar. La lancha sí llegó el día antes a Edén, pero parece que, a la avería de la caja de cambio, se le sumó la ruptura del tubo de escape que, desafortunadamente, se usó como punto de apoyo para salir por la escotilla que daba a la sala de máquinas… Felizmente, tras horas de trabajo, Juan logra que la embarcación quede lista y, a las 17:30h, el cascarón de nuez pone rumbo a Madre de Dios, fondeando al caer la noche a unas 5 horas de isla Topar.
El 15 a las 6 horas en punto Bernard hace sonar la corneta. No hay tiempo que perder. Les queda una larga jornada por delante y, para variar, el pronóstico anuncia temporal en un día más, así que hay que realizar la misión “seno Egg” lo antes posible para evitar quedar atrapados en el canal Trinidad. Los objetivos son determinar un lugar apto para establecer el futuro campamento base y abrir el camino de conexión a pie entre el seno Egg y el seno Barros Luco. Llueve cuando llegan al seno Egg. Mientras el barco busca un lugar para fondear, el equipo se sube al bote de madera para acercarse a un punto donde habían dejado un material al final de la pasada expedición. Para su sorpresa, ¡no está! Es imposible que se hubiese soltado porque lo habían dejado bien amarrado… ¡con nudos de espéleo!… Pero no hay ni rastro de cuerdas ni ramas rotas… Nada… Nuestro material se ha esfumado en la nada… De nuevo…
Este contratiempo no quita que el equipo se centre en su misión principal: determinar un lugar de implantación para el campamento. Recorren el borde costero del fiordo oteándolo en busca de un lugar propicio. A la lluvia se le suma la bruma costera, disminuyendo aún más la visibilidad. No obstante, tras una hora de prospección, a última hora de la tarde y calados hasta los huesos, dan con un posible punto, al que habrá que regresar al día siguiente.
El 16 de marzo a las 7h en punto, Bernard vuelve a tocar diana, algo que se le da especialmente bien. En la medida de lo posible hay que recuperar el medio día de retraso que llevan. Mientras que Bernard y Florian desembarcan en el lugar localizado el día anterior para estudiar la factibilidad de establecer el futuro campamento base, Natalia y Denis parten en bote hacia el punto desde donde deben abrir el camino de unión con el Barros Luco.
El tiempo acompaña y los equipos cumplen con sus objetivos. La vista de la blanca caliza los encandila y es inevitable que rastreen con la vista, cámaras y objetivos los contactos, las fracturas, las bocas y las resurgencias… Pero ¡paciencia! Para eso regresarán en 2021. Ahora hay que seguir cumpliendo las etapas marcadas para este viaje de reconocimiento.
A las 20h de ese día, bajo un bello atardecer patagónico, la lancha fondea en una caleta aledaña al seno Concepción, a unas 3 horas de Guarello, la siguiente escala del periplo, donde deben recuperar otra parte del material que habían dejado tras finalizar Última Patagonia 2019.
A las 7h del 17 de marzo, antes de que Bernard despierte a la tripulación con sus bramidos, la lancha pone rumbo a Guarello, adonde llegan a las 11:30h. Tras varios días de navegación, el equipo solo piensa en darse una ducha en la base minera. La CAP había dado instrucciones para que los recibieran con la hospitalidad que los caracteriza… Sin embargo, mientras sumaban nudos de navegación absortos de lo que ocurría a nivel mundial, Chile había empezado a implementar medidas drásticas para evitar la propagación del Covid-19. Por ello, al llegar al puerto minero, se encuentran con que estaba prohibido cualquier desembarque y, mucho menos, si a bordo iban pasajeros extranjeros… Por radio Bernard coordina con el personal de la mina la retirada del material que veníamos a buscar. Lo encuentran todo menos una de las carpas rusas, que parece haberse esfumado… Con el mineralero Tacora atracado en el puerto (y lo que ello significa para la mina, que debe centrarse en cargar el buque para que pueda partir cuanto antes), además del temporal que ya sí es inminente, el equipo decide seguir su camino sin más dilación. En efecto, el cruce del canal Concepción es agitado y ha sido una buena decisión pasarlo ese mismo día.
El 18 de marzo vuelve a amanecer temprano para todos a bordo. A las 7h, antes de que claree, la lancha pone rumbo al siguiente punto clave del viaje: la zona de glaciares del seno Peel. Llueve y hay poca visibilidad cuando llegan a este seno situado en el corazón del Parque Bernardo O’Higgins. Aquí, el objetivo es encontrar una zona glaciar con potencial para la exploración espeleológica y un lugar para establecer un campamento base temporal. La gran cantidad de témpanos en el seno y el penoso avance de la lancha de madera hacen prever la gran dificultad para acercarse a los glaciares con nuestros botes neumáticos…
El 19 temprano el equipo realiza un intento de adentrarse en el seno Calvo aprovechando que, a esa hora, hay menos témpanos. Logran acercarse a posibles objetivos y encontrar un lugar donde establecer un futuro campamento. Nada en la salvaje belleza y paz de ese bello lugar hace presagiar lo que ocurre en el resto del mundo… No obstante, anticipando su regreso y considerando el protocolo aplicado en Guarello, el equipo sospecha lo peor y logra comunicarse con Wilfredo, su contacto en el continente. Chile acaba de declarar el estado de emergencia catastrófica: los ferris tienen prohibido embarcar pasajeros extranjeros y todo indica que no podrán regresar el 22 de marzo como tenían previsto, aunque aún queda un resquicio de esperanza...
El 20 de marzo la tripulación leva anclas bien temprano sin necesidad de despertador. Quieren superar cuanto antes las 20 horas de navegación que quedan hasta Puerto Edén. Se avanza a buena velocidad. Es ya oscuro y con nula visibilidad cuando Bernard les pide fondear para pasar la noche, pues no tiene sentido llegar a Edén de madrugada en plena crisis del coronavirus.
El 21 de marzo el equipo llega a Puerto Edén, donde los esperan la autoridad portuaria, Carabineros y el enfermero local. Ni ellos ni la tripulación presentan síntomas de contagio y, si no regresan con el ferry del 22, perderán las conexiones para volver a Santiago y Toulouse. Pero la instrucción es clara y, de un plumazo, se esfuma cualquier atisbo de esperanza de lograr permiso para embarcar en el ferry que los llevaría de regreso a Natales: el equipo debe completar su cuarentena en Edén y no será dado de alta hasta el 26… Considerando que solo hay un ferry de TABSA semanal para regresar a Natales, eso significaba tener que permanecer siete días en Edén, algo que -si no fuera por las noticias constantes de cancelación de vuelos, cierre de fronteras y establecimiento de cuarentenas en diversas ciudades de Chile- sonaría a título de película… Hay que pasar al plan B…
Juan, quien debe cumplir también la cuarenta por haber estado en contacto con extranjeros, les abre las puertas de su casa, donde el equipo permanecerá confinado. Se les suma Gilles, quien había decidido quedarse en Edén para acabar de afinar su proyecto de película. Aprovechan ese tiempo para avanzar en el informe del viaje de reconocimiento, afinar detalles técnicos sobre los futuros campamentos, detallar los requerimientos logísticos, seleccionar imágenes, depurar waypoints y tracks…
No faltan los numerosos intercambios de mensajes y mails con el servicio consular y la Embajada de Francia, Air France y las autoridades locales para asegurar que habrá opciones de regreso con los últimos vuelos de repatriación que se están negociando con el gobierno chileno para el 1 de abril… La conexión es intermitente y no muy buena, así que las noticias llegan con dificultad y el contacto con las familias tampoco puede ser fluido. Pero, pese a las incertidumbres, el confinamiento forzado transcurre placenteramente, con unos anfitriones que los agasajan con deliciosos platos locales, con Florian y Denis ayudando a Juan en tareas de carpintería y con Bernard y Natalia craneando el rompecabezas logístico de la expedición…
El 26 de marzo al teléfono de Bernard no dejan de llegar mensajes de Air France avisando de que se ha abierto el proceso de check-in para el vuelo Santiago – París… Estupendo… Esa misma mañana a las 10h están citados en el muelle de Edén, donde -tras un chequeo médico- les dan el alta y un pasaporte sanitario. ¡Por fin podrán estirar las piernas un poco! Pero el relajo dura tan solo unos minutos. Un nuevo bip-bip en el teléfono de Bernard… El consulado: “Sr. Tourte, sentimos informarle que no habrá ningún vuelo el 1 de abril. El último vuelo que se está negociando es para el 31 de marzo”. Regresando con el ferry del 29 es imposible estar en Santiago a tiempo, porque desde hace días hay toque de queda en todo Chile de las 22h a las 5h y, además, se han restringido los vuelos desde Punta Arenas… De refilón se enteran de que esa misma tarde, a las 17:30h, está previsto que pase el Navimag, otra línea de ferry. Viene de Puerto Montt rumbo a Natales con muchos días de retraso, pero tiene terminantemente prohibido llevar pasajeros. Pasan al plan C… Los teléfonos de Bernard y Natalia echan humo entre llamadas y mensajes: hay que conseguir subirse a ese ferry como sea; de lo contrario, arriesgan quedarse en Edén por un largo tiempo, ya que se rumorea que van a cerrar la región de Magallanes ante el avance del virus.
Las horas pasan y las noticias que llegan en breves intervalos son contradictorias: por un lado, que contarán con la resolución sanitaria para viajar; por otro, que la empresa no autoriza que suban a la nave; luego, que coordinen para que los venga a buscar el bote… A diferencia del TABSA, las dimensiones del Navimag no le permiten atracar en el muelle de Edén. Hay que acercarse en bote para abordar el ferry. Es nuestro amigo Aliro quien maneja el bote. Llega a buscarlos puntual a las 17h. Natalia y Bernard siguen al teléfono. A Bernard le dicen que todo está OK; a Natalia, la encargada de ventas del Navimag le dice que no podrán embarcar. Aliro: “¡Suban ya! ¿O se quieren quedar en Edén?”. En el bote van Juan, María José, la esposa de Aliro y nieta de Gabriela Paterito, y el enfermero de Edén… Cargan el equipaje a bordo y desenfundan mascarillas y guantes… El bote se dirige hacia el ferry, pero a Natalia le siguen diciendo que no embarcarán porque la empresa no ha recibido la resolución sanitaria… Salim, el enfermero, que se había estado preocupando del estado de salud de todos y los acompaña hasta el último segundo, enciende su laptop, se conecta a su celular y envía la resolución sanitaria al correo que le deletrea Natalia, que sigue al teléfono con la encargada del Navimag… ¡Bingo! ¡Pueden embarcar! ¡Uf! Aliro acelera y se acopla a la rampa del monstruo de hierro. Queda aún conversar con el capitán… Tras interminables minutos, permiten que el equipo suba al Navimag, que zarpa rumbo a Natales sin más preámbulos…
Solucionado este trámite, al equipo le quedan solo 30 minutos de conexión para coordinar su llegada a Natales y traslado a Punta Arenas… Han conseguido salir de Edén, pero la continuación es totalmente incierta…
A las 16h del 27 de marzo el Navimag inicia sus laboriosas maniobras de atraque. Pasarán 3 largas horas antes de que les permitan desembarcar: las autoridades sanitarias deben aplicar el protocolo coronavirus a pasajeros y tripulantes. La autoridad marítima somete al equipo a un exhaustivo cuestionario sobre su trayecto. Natales está cerrado a los turistas. Por suerte, Héctor y su familia, propietarios del bello Hostal Baquedano y amigos de Natalia y Wilfredo, han accedido a acogerlos en su casa y los esperan en el muelle desde hace dos horas. Apenas les dan permiso para desembarcar, a Bernard le llega un mensaje del consulado informando que no se ha conseguido vuelo para el 31 y que el último vuelo salía esa misma tarde a esa misma hora desde Santiago… Pasan al plan D.
Esa tarde en el hostal, mientras Bernard consigue reservas en los últimos vuelos para regresar a Francia, Héctor y Natalia encuentra un lugar abierto donde preparan comida para llevar. Ya de noche, solos en el comedor del hostal, saborean su llegada al continente y su posible regreso a casa.
El 28 de marzo, amanece en la pampa patagónica cuando van camino del aeropuerto de Punta Arenas. Son los últimos extranjeros no residentes en abandonar Natales. Por suerte, también han conseguido plaza en el único vuelo diario a Santiago. A las 17:30h aterrizan en Santiago. Natalia vive en una de las comunas de Santiago con cuarentena total, pero consigue llegar a casa. A Bernard, Denis, Florian y Gilles les quedan todavía dos noches en aeropuertos e interminables escalas en Sao Paulo y Londres antes de llegar a Toulouse, el 31 de marzo a media mañana.
Ha costado, pero se ha cumplido con los objetivos del viaje de reconocimiento. Ahora ya solo queda encadenar otro confinamiento. Esta vez, en casa.
Gracias infinitas a nuestros amigos de Edén, de Natales y de Punta Arenas.