14 de enero. La expedición Última Patagonia 2019 está dividida en tres equipos: uno, que va a Guarello a bordo de la Rosita; otro que va en dirección norte hacia los glaciares, a bordo de la Don Arturo; y la tercera, que parte en dirección del Barros Luco, a bordo de la Valparaíso.
Para el equipo de Guarello es el último día en el sector de Madre de Dios. La ventana meteorológica se mantiene dos días más. Bernard Tourte quiere llegar lo antes posible al Barros Luco y volver a salir para juntarse con el equipo glaciar. Por ello, el equipo de cine tiene que darse prisa. La jornada se dedica a rodar las secuencias sobre las acanaladuras de erosión y las muescas marinas. Una de las inmersiones se dedica a estas acanaladuras, que se prolongan bajo el nivel del mar, lo que da fe de su antigüedad y de que se formaron antes de que subiera el nivel del mar. Cyrielle y Stéphane, asistidos por Clément y filmados por Yannick, realizan esta bella inmersión en las acanaladuras del seno Azul.
En paralelo, el equipo de la Valparaíso consigue llegar al Barros Luco. Hace 4 días que han salido de Puerto Natales y, finalmente, regresan al campamento base del que hace dos años nos habíamos ido. Han desaparecido los vidrios de las ventanas, el cobre, el lavaplatos, el plato de ducha; han robado incluso las planchas de madera que habíamos dejado… Quizás hayan sido los pescadores que han estado por la zona. Pero la estructura está intacta. El tejado y las paredes están en buen estado y no ha entrado agua a la cabaña. Inmediatamente, tal y como lo habíamos planificado, Georges empieza con la desinfección rociando toda la estructura con agua y cloro, procedimiento obligado para evitar el riesgo asociado al virus hanta, posiblemente presente en la zona de los archipiélagos de Patagonia.
15 de enero. Tran un desayuno rápido en la mina de Guarello, antes incluso de que los mineros se hayan levantado, nos ponemos en marcha, ya que nos espera una larga jornada. Formamos dos equipos: uno acometerá la primera travesía sur-norte de la isla; el otro se dirigirá directamente al Barros Luco. Para el equipo «travesía», los cuatros días que quedan por delante serán parte de una aventura extraordinaria e inolvidable.
Charlotte, la joven científica de equipo, acompañada por Laurent y de Stéphane, inician esa misma mañana el periplo al fondo del seno Soplador. Los acompaña Bertrand, cámara, montañista y deportista que los seguirá y filmará todo el periplo. El objetivo es alcanzar el Campamento II al cual se había llegado durante la expedición de 2010. Fue entonces cuando se descubrieron los increíbles campos de cometas y los espectaculares champiñones de roca. En 10 horas de progresión, cargados con mucho material, alcanzan el objetivo. ¡Qué espectáculo!
Al día siguiente, aprovechando el magnífico tiempo, recorren el lapiaz, documentan todos los campos de champiñones y realizan mediciones morfométricas sobre los champiñones, principalmente, mediante un levantamiento fotogramétrico 3D. Estos levantamientos son un excelente complemento para completar la experimentación instalada en la isla Tarlton hace unos días.
Finalmente, alcanzan el Barros Luco en 8 horas de dura progresión por un sector que no había sido recorrido y, tras 4 días, el 18 de enero, empapados y exhaustos, aunque contentos, los viene a buscar equipo del Barros Luco.
Esta travesía y estudio de los champiñones de Madre de Dios será uno de los momentos álgidos de la expedición.
En cuanto al equipo que se ha quedado a bordo de la Rosita, se reúne con el equipo del Barros Luco a partir del 15 de enero a mediodía. Una vez alcanzado el campamento base, descargan por completo los dos barcos, la Rosita y la Valparaíso. Al día siguiente, las dos lanchas parten de nuevo. La Rosita, con Bernard a bordo, se va rumbo norte, hacia los glaciares. Florian y Laurence se van con esa embarcación y dejan a Clément en el campamento base. El equipo del Barros Luco trabajará sin tregua los siguientes días. En 4 jornadas instalan la tirolina de cable, que permite remontar las toneladas de material hasta el campamento base, reparan los vidrios que Bernard ha hecho cortar en la mina de Guarello y reemplazan el lavaplatos, que también nos ha regalado la mina. Dejan instalada la electricidad, la bomba de agua y el lujo de los lujos: el calefón y la ducha. Son un equipo reducido, al mando de Sylvain, pero se ponen en acción y no paran hasta que la base queda operativa lo antes posible y en unas condiciones de seguridad y confort óptimas. Sébastien repara las plataformas para las carpas, Jean-Phi trabaja con los motores, Georges y Jean Marc cargan la tirolina… Es un equipo sólido y motivado.
Por la mañana del 19 de enero, tras recuperar al equipo de la travesía, la base de Centre Terre la habita un grupo de 10 personas. Hace mal tiempo y parece que va a empeorar, pero la moral está alta y el equipo, en forma. Todos esperamos poder proseguir la exploración de los karsts de Patagonia.