El 3 de febrero, el campamento "glaciar" está en plena efervescencia. Toca desmontar el campamento provisional y cargarlo en los tres barcos, ya que hay que devolver el lugar a la naturaleza en el estado en que se encontró. Las predicciones meteorológicas anuncian un deterioro de las condiciones a partir de las 6 de la mañana. La Paz Austral y la No te Rindas son las dos primeras embarcaciones levar anclas y poner rumbo al estero Egg, en Madre de Dios. Durante las primeras horas de navegación, los capitanes zigzaguean entre los témpanos de hielo que flotan en el fiordo procedentes del glaciar. La navegación prosigue tranquila, pero por la tarde, todo cambia. El oleaje aumenta y las olas casi sumergen la proa de los barcos, alcanzando olas de 2 a 3 metros. Somos simples "marineros de agua dulce", así que cada uno escoge cómo mejor capear el mareo: unos toman pastillas; otros se tumban en el fondo de la cabina; o bien optan por fijar la vista en el horizonte, encajonados en alguna parte del barco. El viento y la lluvia arrecian. Por suerte, el equipamiento de las cubiertas está sólidamente asegurado, una sabia precaución tomada por los capitanes, pero hay que ir revisando periódicamente que no se haya perdido nada en una de las sacudidas.

De repente, se oye un grito en la parte trasera de la Paz Austral: ¡PARA! ¡¡¡ALTO!!! La zodiac que llevamos en tracción se ha dado la vuelta, levantada por el viento como una hoja de papel a pesar de sus 300 kg. El motor está sumergido en el agua y los remos hay que darlos por perdidos. Rescatar este motor en estas condiciones es una operación especialmente compleja. De hecho, el viento y el oleaje impiden que el capitán pueda frenar la embarcación sin exponerla al riesgo de zozobrar. De inmediato, se piensa y pone en práctica una estrategia para dar la vuelta a la zodiac. Primero, se ata una cuerda de tracción del lado del bote más expuesto al viento y, a continuación, se iza la embarcación por su costado más accesible para aprovechar las fuertes ráfagas de viento viento para darle la vuelta. Una operación casi inverosímil que, finalmente, funciona tras media hora de esfuerzo de cuatro personas... Por suerte, se han salvado el bote neumático y el motor.

En el otro barco, la No te Rindas, es un bote de madera que también se lleva a remolque el que se suelta. Afortunadamente, el capitán logra darle la vuelta al bote en medio de la tormenta, recuperar a tiempo la embarcación medio hundida y volver a engancharla al barco. Pero en medio de esta arriesgada maniobra, el bote se desliza por debajo de la embarcación de pesca, con gran riesgo de pérdida o de que su propio cabo de remolque quede atrapado por la hélice del barco. La situación es dramática. Mientras tanto, en la Don Tito (el barco más lento de la tríada) los rostros están pálidos, porque, en medio del oleaje, una parte de la fibra de vidrio que recubre la proa del barco se ha desprendido y ha volado ante los ojos atónitos de los pasajeros a bordo... En la tarde del 5 de febrero, la Paz Austral y la No te Rindas llegan al estero Egg... En cuanto a la Don Tito, no llegará hasta el 8 de febrero, es decir, casi 4 días después de su salida del estero Calvo.

El 6 de febrero todo el equipo presente en la cabaña del estero Egg se moviliza para uno de los momentos culminantes de la expedición. Hay que prepararlo todo para asegurar que se puede realizar la videoconferencia en directo entre la base de vida en Patagonia y la red de clases diseminadas por Francia y que van a conectarse a la misma hora. El inicio de la conexión está fijado para las 10 hora local, es decir, a las 14h de Francia, y se prevé que el intercambio con varios cientos de alumnos dure una 1:30h. Las preguntas y respuestas se suceden sin pausa y abordan todas las temáticas (logística, descubrimientos, dificultades, aspectos científicos, etnológicos, etc.). Se trata de una muy bella experiencia de intercambio que Centre Terre realiza en estrecha colaboración con el Rectorat de l'Académie de Toulouse, circunscripción educativa de Francia a cargo de la coordinación y organización técnica de esta videoconferencia con distintas clases a la vez. Esta actividad se inscribe en el marco del proyecto escolar de Centre Terre que, en total, convoca a más de 1000 estudiantes que siguen la expedición Última Patagonia 2023.

El 7 de febrero, Alex H., Charlotte, Cédric, Jessica, Raphaël, Marie, Didier, Bruno y Lionel lo tienen todo a punto para partir por tres días a un campamento avanzado llamado “campamento Champis”, en referencia a los champiñones kársticos descubiertos en esta zona. El objetivo es doble: por un lado, explorar las cavidades referenciadas los días anteriores y realizar los levantamientos topogramétricos de algunos champiñones y cometas de roca bajo el objetivo escrutador de Bruno.

Para llegar al campamento avanzado desde la cabaña hay 3:30h de marcha de aproximación si uno va disfrutando del paisaje. Los guías del grupo son Alex y Cédric, que conocen perfectamente la ruta. De camino, el equipo localiza una cavidad que promete: el sumidero “25m estilo libre”. La llaman así en alusión a la noche que Alex pasará empapado en su tienda, a la que le entra agua.

Una vez depositan las cosas en el campamento, se conforman tres equipos: dos se dedican a la exploración espeleológica; y el tercero, a realizar los levantamientos en 3D de los champiñones kársticos encontrados. Del lado espeleológico, Charlotte, Cédric y Lionel salen a explorar y topografiar el sumidero del Champiñón. Se trata de un pozo oblicuo de 20 m de profundidad que termina en un sifón. Ese mismo día, pero más tarde, Alex y Lionel empiezan a explorar otra cavidad llamada la “Falla cerca de los champiñones”. Descienden un pozo de entrada de 45 metros antes de detener la exploración por falta de cuerda. Habrá que regresar, ya que la sima sigue ganando en profundidad. Al mismo tiempo, Jessica, Charlotte y Cédric exploran otra sima: la sima Plus Plus hasta la cota -70m. Esta cavidad también continúa.

Por otro lado, Marie, Didier, Raphaël y Bruno realizan una secuencia de video en la zona de los champiñones y los cometas de roca. Se fotografían tres champiñones. Los levantamientos fotogramétricos (técnica de captura fotográfica en 3 dimensiones) de los champiñones podrían servir para compararlas con las tomadas durante la expedición de 2019 en otra parte más al sur de la isla.

Al día siguiente, tras una noche de tormenta que dejó las tiendas inundadas, se toma la decisión de regresar a la cabaña. Los espeleoólogos aprovechan el descenso para explorar algunas cavidades com el sumidero «25m estilo libre» descubierto el día anterior y para localizar algunas otras. En esta última cavidad, Cédric instala con ayuda del taladro y Charlotte le sigue realizando la topografía.

Una vez regresan al campamento, Cédric contará sus aventuras en el cuaderno de bitácora del campamento Egg: «A diferencia del día anterior, hay un curso de agua que fluye en el caos de bloques de la entrada. Avanzo para instalar el pozo de 10m. Es la primera vez desde el inicio del campamento que uso el taladro para instalar los anclajes. El meandro es bonito y se hace más grande. Avanzamos por el agua, pero, dadas las condiciones meteorológicas, decidimos no seguir aunque la galería continúe. De deja un punto rojo de topografía sobre un hito para que otro equipo venga a terminar la exploración cuando haga mejor tiempo»

En el briefing matinal que hace Bernard el viernes 7 de febrero, se decide diversificar los objetivos en el sector Egg y explorar una zona de lapiaz amplia situada al noroeste del campamento base. Este sector ya había sido situado en parte durante una expedición inglesa y una polaca en 20023 y 2008, respectivamente. Olivier, Sylvain, Arnaud y Sébastien ponen rumbo el sábado 8 de febrero hacia esta zona con un doble objetivo: abrir un camino de acceso hacia el lapiaz y establecer un nuevo campamento avanzado en la zona más cercana y protegida. No tardan en encontrar una marca antigua que da fe de una expedición anterior. ¿Será de los ingleses o de los polacos? En 2 horas, el equipo llega al karst siguiendo bastantes marcas antiguas. Por el camino, descubren una cueva donde hay un nido de material con un petate de espeleología, 200 metros de cuerda y una nota que dice: «Expedition Polish 2003. Do not use by other group without emergency» («Expedición polaca. No usar por otro grupo salvo en caso de emergencia”. Misterio solucionado. Se trata de los polacos que estuvieron prospectando la zona. Cerca de esta cueva, el equipo descubre varios sumideros que ya han sido explorados y numerosos cometas y champiñones de roca. En el camino de vuelta hacia el campamento base, se marca el camino para que los siguientes grupos encuentren el trazado más fácilmente.

Al día siguiente, otro equipo compuesto por Olivier y Sébastien sube para montar un campamento avanzado que, de ahora en adelante, se llamará “campamento noroeste”. Lo instalan un poco más arriba que la cueva de los polacos, a los pies de una pared y al abrigo del viento. Por desgracia, como no ha llovido desde hace varias horas, no hay agua para beber ni para preparar la comida liofilizada. El equipo acaba por encontrar un hilo de agua que fluye por una de las acanaladuras así que finalmente sí que podrán beber y comer. Al día siguiente, la lluvia matinal permite el reaprovisionamiento de agua. Se empieza prospectando las cavidades situadas en el borde del lago más cercano donde se exploran algunos sumideros. Después de dos días de exploración, el equipo está completamente mojado pero el campamento sigue seco. Después de una buena comida y una última bonita noche en las alturas de Madre de Dios, es hora para ellos de regresar a la cabaña.

Para poder tener una idea precisa de la cantidad de agua que cae en la cabaña Alex H. ha instalado un pluviómetro. Los primeros datos del pluviómetro del campamento Egg del 5 al 11 de febrero dan un total de unos 146 mm de lluvia. El pic de precipitación registrado es de 8 mm en una hora. Las precipitaciones han sido intensas, pero de corta duración. Esto nos sitúa por debajo del promedio de pluviometría en la zona para la época (~220 mm).

A partir del 7 de febrero, se suceden varios equipos de espeleólogos para explorar y topografiar una cavidad que se sitúa al otro lado de la bahía, la «Cueva de los Piratas», ya explorada por un equipo de Centre Terre en 2008 y, luego, ese mismo año, explorada por un equipo de espeleólogos ingleses. Es un rincón casi paradisíaco que algunos han dado en llamar laguna verde.

Un primer equipo conformado por Franck, Joël, Katia y Tanguy se adentran arrastrándose por la entrada de la cavidad. Luego, una corta escalada de 2 a 3 metros por una chimenea estrecha que da a una galería de mayores dimensiones. El trayecto continúa sin dificultades hacia un punto final francés de 2008, donde el conducto forzado se acaba en un caos de bloques. Una desescalada de 4 metros y un paso bajo los bloques por donde fluye el agua permite retomar el conducto forzado que toma rumbo sur. Luego, hay un punto de unión que separa un conducto ascendente que da directamente hacia el fondo de la cavidad. Cerca del sifón, Franck identifica algunos charcos donde viven pequeños insectos cavernícolas, así toma algunas muestras para poder identificarlas e inventariarlas. Aunque la corriente de agua en los charcos no facilita la manipulación, Franck consigue meter una decena de pequeños crustáceos en los tubos.

Durante este tiempo, Charlotte y Tanguy realizan el levantamiento sedimentológicas de las varvas glaciales. Se trata de sedimentos muy finos depositados en el lugar en el momento en que el glaciar obstruía la entrada de la cavidad. Gracias al muestreo realizado en la base de la secuencia de sedimientos permitirá datar el inicio del periodo de glaciación en este sector de la isla.

Todos los días, Raphaël pasa horas resiguiendo la orilla de las bahías situadas cerca de la cabaña para hacer el seguimiento de la biodiversidad animal con ayuda del ADN. Este método consiste en recuperar rastros de ADN dejados por los seres vivos en el agua (escamas, plumas, orina...) filtrando unos 30 litros de agua. Las partículas de ADN capturadas se analizarán en laboratorio para identificar la mayoría de las especies marinas presentes en el lugar. Los análisis de este tipo de rastreo serán realizadas por la Universidad de Montpellier, especializada en este tipo de rastreo y con una base de datos de rastreo de ADN de las más grandes del mundo.

Del 8 al 13 de febrero, dos nuevos equipos de exploración se suceden en el campamento Champis. Por un lado, suben Natalia, Laurence, Arnaud, Michel y, luego, Franck, Cédric, Katia, Denis, Clément y Bernard. Se consiguen buenos resultados en una cavidad llamada Bowling, explorada hasta la cota de -150m y que continúa, así como con otras cavidades exploradas en este mismo sector.

El segundo equipo finaliza su periplo con un reconocimiento en superficie que permite conectar el campamento Champis con el campamento Noroeste. La caminata dura unas 5 horas y permite localizar nuevos objetivos e igualmente descubris diversas zonas de cometas y tres nuevos champiñones de roca.

El campamento base bulle de actividad. El equipo del primer mes de expedición está a punto de regresar. Este equipo debe reagrupar su material, secar el material, guardar y ordenar todo lo que debe regresar por avión. También deben acondicionar todo lo que será enviado en el container de regreso a Francia a finales de junio.

En cuanto al relevo, en el continente chileno el equipo también se prapara para un zarpe inminente hacia Madre de Dios. En Puerto Natales, Jaime, Matías y Amandine pasan varios días haciendo compras para reaprovisionar con víveres y material a la expedición. Finalmente se reúnen con resto del equipo procedente de Francia para poner rumbo a las 16h hacia el campamento base del estero Egg, en el horario indicado por la Armada de Chile. La Armada de Chile es uno de los principales partners de Centre Terre para la expedición Última Patagonia 2023 tanto en materia de seguridad, en el caso que un posible accidente o evacuación, como para el traslado marítimo del relevo de equipos a bordo de la LSG1617 Puerto Natales.

Esa noche en el estero Egg, la nostalgia de la inminente partida se siente en el campamento. Natalia, por su lado, duerme a bordo de la No te Rindas, que se ha desplazado a un puerto en la isla Hernando, cercano al punto de encuentro con la embarcación de la Armada.

A las 6:30h en punto se hace el contacto con la embarcación LSG1617-Puerto Natales. Nuestros trece integrantes del equipo de febrero llegan sanos y salvos a bordo de la No te Rindas... ¡y sin lluvia!

El equipo se reúne al completo apenas unas horas. ¡Somos 46 miembros de Centre Terre en la cabaña! Es un momento de reencuentros y de intercambio de experiencias. A las 18h el equipo de enero parte del estero Egg y la tranquilidad llega al campamento base.

Pero la tranquilidad dura poco, porque la jornada no ha terminado aún. Al regreso de la No te Rindas, que ha ido a dejar al equipo de enero al punto de encuentro con la embarcación de la Armada, se anuncia una nueva aventura. La ventana de buen tiempo anunciada para el Barros Luco (hay que pasar por el Pacífico) se confirma y no podemos perderla. El equipo Barros Luco se activa para cargar la embarcación (3 botes Bombard con sus motores Suzuki y víveres para tres semanas. La tripulación de la No te Rindas leva ancla a las 22h. Si todo va bien, este primer equipo compuesto por Bernard, Clément, Katia, Denis, Mowgli y Laurent mañana se encontrará frente a la cabaña construida en el 2017 y reutilizada en 2019 en el seno Barros Luco y de la que no hemos tenido noticias desde entonces. Nos esperan las sorpresas...